CAPÍTULO 26 - TORMENTA

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CAPÍTULO 26 – TORMENTA

Belinda despertó a media madrugada con los labios secos, ardor en los ojos y dolor de cabeza.

Al abrir la puerta encontró la sala únicamente iluminada por la chimenea. Caminó a la cocina mirando de soslayo el cuerpo de Maddox tumbado en la alfombra frente al gran sofá. Ella suspiró malhumorada. Tenía ganas de ir a levantarlo de la incomodidad y llevarlo a descansar a la cama.

Negando con la cabeza contuvo sus impulsos, abrió la nevera y sacó un cartón de leche y buscando entre las puertas de los anaqueles encontró una taza para servirse y también galletas dietéticas para acompañar con algo de mermelada. Tranquila con el aperitivo tardío volvió a la habitación.

Trató de comer tranquila sin llevar sus pensamientos al hombre ebrio de la sala, pero no pudo. Dio un pequeño quejido de exasperación cuando volvió a pensar en la incomodidad de dormir en el suelo. Se levantó de mala gana y volvió a la sala. Lo empujó con el pie, pero el borracho no reaccionaba.

Frunció el ceño, molesta.

- Oye, despierta —volvió a hincarlo con el pie, esta vez en el estómago.

- Hmmm.

- Maddox, por Dios, no me voy a quedar aquí tratando de despertarte toda la noche.

- ¿Qué? —murmuró el borracho encogiéndose en el suelo.

- Ven a la cama —ella se agachó para ayudarlo a incorporarse poniendo un brazo en su hombro. Él comenzó a cooperar irguiéndose.

- ¿No estas molesta? —Maddox preguntó con la voz ronca y los ojos medio abiertos y comenzó a caminar a tropezones guiado por ella.

- Lo estoy, pero parece que no lo suficiente para dejarte coger un resfriado por dormir en el suelo. — Se exasperó claramente molesta por ser incapaz de ser mala con él.

- Gracias... Aunque no era tan malo.

- ¿Quieres que te vuelva a dejar allí? —lo miró declarando la amenaza.

- Claro que no.

Ella lo vió sonreír y el corazón le dio un vuelco. Se repitió mentalmente que no lo perdonaría. Ni siquiera si seguía sonriéndole como un tonto.

Lo dejó encima de la cama tirado y se encerró en el baño para lavarse los dientes. Al volver lo encontró en calzoncillos acaparando más de la mitad de la cama. Con un suspiro lo arropó con el cobertor. Ella buscó el lado sobrante y se acostó bajo las sabanas y le dio la espalda. Al cabo de un rato tenía a Maddox pegado a su espalda acurrucado como un niño.

- ¿Te quedaras conmigo...? —Lo escuchó preguntar en un quedo susurro.

- No lo sé... necesito pensar.

Ella no necesitaba pensar, lo tenía claro. Un par de lágrimas mojaron la almohada antes de que ella cerrara los ojos y volviera a dormir con un último pensamiento.

"Debo alejarme de él o terminaré amándolo."

*****

Una tormenta los mantuvo encerrados en la casa esa mañana. Era casi el medio día cuando despertó viendo desde la comodidad de la cama a la gran ventana que mostraba un moribundo día difuminado por la fría lluvia que impedía ver la vegetación que rodeaba la casa.

Sintiéndose cálida bajo las sabanas y el abrazo de Maddox, ella reflexionó sobre lo ocurrido la noche anterior y el aguacero que convertía aquella casa de campo en una cárcel.

Fascinación - Enamorada de un MillonarioWhere stories live. Discover now