CAPÍTULO 28 - ESCAPADA

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CAPÍTULO 28 – ESCAPADA

Una semana había pasado desde que Maddox dejo a Bell en el umbral de su casa, prometiéndole darle tiempo para pensar en su relación. Todos los días le escribía mensajes de texto con pequeños párrafos de libros que exhibían sus propios sentimientos hacia ella y su sufrimiento por estar sin ella. Bell nunca respondió. Sabía que los leía. Como cada ramo de rosas que mandaba a su puerta con una nota que describía una cualidad que adoraba de ella. Las rosas eran rechazadas, las notas no, y por eso había estado teniendo esperanza. Hasta que vio el anuncio de boda de Collín y Belinda en el periódico.

Maddox no entendía que pasaba y se imaginaba que aquella noticia solo era un error, una broma de mal gusto, posiblemente creada por Collín para joderle la vida. Así que llamó a Belinda esperando tener razón. Ella contestó y él respiró aliviado, aunque la tranquilidad no duró mucho.

- Maddox... - la oyó pronunciar su nombre en un susurro triste y anhelante.

- Pequeña... acabo de leer algo loco en el periódico. Dime que todo eso es un error – Pidió esperanzado, tratando de mantener la calma.

- Me casaré, Maddox.

- ¿Por qué? No entiendo... - Se sentía tan confundido. Quería ir a verla y hacerla replantearse el terrible error que estaba cometiendo.

- Lo quiero y debo casarme. No lo entenderías...

- Si me lo explicas lo entenderé – insistió.

- Mad, lo nuestro fue un juego... tu juego. No funcionaria aun si lo intentáramos.

- ¿Esa fue tu resolución? Pareciera que te estás vengando de mí, querida. – Lo decía con notable amargura. Ella lo estaba rompiendo en pedazos.

- No es así. Enserio no lo es. Es solo que no puedo con esto que siento.

- Sigo sin entender que es lo que pasa en tus pensamientos. Del porque esta locura y con ese imbécil. – Se levantó de la silla y caminó hacia la pared de vidrio que daba una vista de la ciudad envidiable. Pegó la frente a la pared sin ningún interés en la vista, solo no sabía qué hacer.

- Soy una cobarde y no quiero enfrentarme a mis miedos.

- No eres una cobarde, amor. Podemos enfrentar cualquier cosa si estamos juntos... - él quería llegar a ella, pero sentía que no podría.

- ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que tu exmujer te quiera devuelta? Tú mismo dijiste que tenías miedo de esto.

- Voy a tu casa y hablamos – decía mientras salía de la oficina y le decía a su secretario que cancelara todo.

- No estoy allí.

- Entonces dime dónde. Somos adultos por el amor de Dios. Tenemos que hablar esto en persona, no así. ¡Es frustrante, maldita sea!

- Estoy comprando el vestido para la boda... Estoy en Rodeo Drive.

- Pasó por ti en diez minutos.

Subió al ascensor y llegó al estacionamiento. Salió disparado a la dirección que ella le mandó. Después de esperarla un par de minutos apareció cargando un par de bolsas. Ninguna era de la tienda de novias. Eso le tranquilizó.

La veía nuevamente tan pulcra y elegante como cuando la conoció. Muy diferente a la mujer de cabello suelto que tanto le gustaba ver. Era como verla contenida en una capsula de cristal. Frágil y delicada. Recordó la primera vez que la tuvo en su auto y la desesperación en su mirada. Fue un dejavú tanto físico como emocional.

Fascinación - Enamorada de un MillonarioWhere stories live. Discover now