CAPITULO 23 - DUDAS

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CAPITULO 23 - DUDAS

Belinda se preguntaba cómo había acabado en esa molesta situación. Rememorando, ella había recibido un mensaje de Leah para reunirse en su casa en la noche. Había una pequeña fiesta en casa de un amigo de Michael y Leah no quería ir sola.

Sin muchas ganas de salir había rechazado la invitación, pero una hora después decidió ir. Tenía semanas sin ver a su amiga y ya la extrañaba, y tampoco quería estar muy disponible para Maddox que ya empezaba a estresarla con su presencia, las dudas la invadían constantemente sobre sus sentimientos por Maddox. Necesitaba distraerse, pensó.

Maddox se había ofrecido a llevarla y sin muchas ganas de conducir aceptó, por lo que se arregló sin prisas.

- Estas fabulosa —Había susurrado Maddox cuando la vió. Ella se sonrojó y dejó que la besara.

- Gracias —respondió sobre sus labios.

Llevaba puesta una blusa gris, una falda corta de talle alto con colores metálicos y una chaqueta negra de gaza, complementado con un pequeño bolso Channel negro y botines altos Louboutin. Una vez que llegaron a casa de Leah, Maddox la despidió con un simple "diviértete". Intrigada y confundida había mirado atrás cuando un extraño sentimiento nació en su pecho al verlo irse a la casa de al lado.

Había sabido porque, pero no quería sentirse de esa manera, no debía. Pensar en que la exesposa de Maddox en esa casa la ponía de los nervios. Y eso era preocupante bajo la ambigüedad que existía entre ella y Maddox.

Leah la saludó al verla y sin más preámbulos salieron rumbo a la esperada fiesta a la que le daba menos ánimos de asistir.

No puso mucha atención a las personas que la rodeaban, de las que conocían unos cuantos, sino que se dedicó a bailar y beber porque eso era mejor a las dudas que inundaban su cabeza. Mareada buscó una silla en la terraza y por malas que sean las coincidencias vió como una mujer alta y morena mordía el cuello de su ex. Collin.

Una vaga escena del pasado se repetía en su cabeza recordándole el dolor de la traición como un dejavú. La terraza tenía a muchas personas de aire relajado que había dejado atrás la fiesta para envolverse en conversaciones más íntimas. Ella ya no escuchaba a nadie, no supo porque en vez de alejarse y escapar se quedó allí observando la escena.

Se sorprendió al verse tirada en el piso, al reaccionar entendió por el dolor en su rodilla y en la palma de la mano que alguien la había empujado. Era un joven en un estado etílico muy alto, sus amigos lo sostenían y la miraban avergonzados. Uno de ellos la quiso ayudar a levantarse, pero alguien se lo impidió tomándola en brazos.

- Yo me hago cargo —dijo Collín haciéndola enfurecer.

- ¡Suéltame! ¡Te digo que me sueltes! —gritó sin importarle lo que pensaran los demás. No quería que se mostrara preocupado cuando había estado ligando con otra en su cara.

- Cálmate. No puedes caminar, estas sangrando.

- ¡No me importa!

Ella ni siquiera se había percatado de ello. Tenía un corte en la mano y una gran raspadura en la rodilla, pero no le dolía tanto como se veía. Ella solo quería que la soltara e irse lo más lejos de Collín.

Forcejeó un rato, pero Collín no flaqueó su agarre en ningún momento sacándola de la fiesta. Se sorprendió cuando Collín la soltó para dejarla sentada sobre el capó del auto, ella frunció el ceño al verlo abrir una de las puertas.

- ¿Qué haces? —le preguntó irritada.

- Primeros auxilios —respondió él con simpleza.

Fascinación - Enamorada de un MillonarioWhere stories live. Discover now