XV.

31.8K 2K 345
                                    

Luna Páez

Estábamos en una playa privada que ni siquiera sabía de su existencia hasta que Liam aparco el coche. Era perfecta, no había nadie, solo se escuchaba las olas rompiendo en la arena y nuestros pasos mientras caminábamos por la arena. A lo lejos veía una mesa con dos asientos y un decorado de flores precioso. Cuando llegamos me quedé asombrada, todo el alrededor estaba decorado con flores naturales y la mesa llena de mis postres favoritos; tiramisú, tortitas con chocolate y nata, batidos, fresas con azúcar,... Liam parecía el chico más feliz del mundo al ver lo asombrada y feliz que estaba con lo que me había preparado para celebrar mi cumpleaños. Le di otro abrazo y como veinte veces las gracias, antes de que nos sentasemos a comer todos esos riquísimos postres. Todo estaba siendo increíble, comíamos, reíamos, disfrutabamos como nunca antes lo habíamos hecho. pero eso no quitaba que no me pudiera sacar de la cabeza ir a casa. Una parte de mi quería ir a mi casa, donde estaban todos celebrando, deseaba celebrar mi cumpleaños número 18 con mi hermano, con los chicos y con Liam. Yo no le dije absolutamente nada a mi mejor amigo de eso y ni se me pasaba por la cabeza decírselo después de todo lo que había hecho.

Las horas pasaron rapidísimo, apenas faltaba una hora y media para que anocheciera, cuando mientras íbamos hacia el coche, Liam me puso una venda en los ojos. Todos los sentimientos que sentía hacia el canario empezaron a salir cuando esa venda me rozó la cara, fue como volver a atrás, volver al momento donde Pedri me vendo los ojos, donde todo iba perfecto entre nosotros, donde me dijo por primera vez que estaba enamorado de mi. Liam ni se dio cuenta que mi cuerpo se había tensado, pero igualmente me relaje y entre al coche lo más cuidadosa posible para no darme en la cabeza. Aunque no veía absolutamente nada, sentía que ese camino lo conocía, ese camino se me hacía muy familiar. Me ayudó a salir del coche y caminar hasta donde me iba a quitar la venda de los ojos.

- ¿Lista?- me preguntó mientras que escuchaba como una puerta se abría con delicadeza
- Miedo me da pero si, estoy lista- le respondí yo y note como Liam se acercaba mas a mi
- No me lo has dicho en ningún momento pero se que lo deseabas- me dijo mientras me quitaba la venda. Supe en seguida a donde me había llevado
- ¡SORPRESA!- gritaron todos desde el salón cuando la venta destapo mis ojos. Una enorme alegría invadió mi cuerpo entero.
- No me lo puedo creer- dije llevándome las manos a la cara mientras que Liam me abrazaba por detrás y me hermano se acercaba hacia nosotros con una sonrisa
- Me alegro que te haya gustado la pequeña sorpresa- me dijo mi hermano
- Lo teníais todo planeado, ¿verdad?- les pregunté con una enorme sonrisa, a los dos chicos que estaban a mi lado
- Claro, sabíamos perfectamente que aunque nos dijeras que no, en realidad deseaban estar aquí- me dijo Liam riendo. No se porque inconscientemente busqué a Pedri entre los chicos, me esperaba que el canario no tuviera muy buena cara, debido a que había pasado mi cumple con Liam y yo ya sabía cómo era eso para él. Para mi sorpresa, él tenía su hermosa sonrisa dibujada en su cara, y no pude evitar sonreír de vuelta.
- Anda venir, vamos a disfrutar- nos dijo Pablo a Liam y a mi invitándonos a entrar

La fiesta que los chicos llevaban antes de que llegásemos, continuó. Todo el mundo estaba por todos lados, en el jardín, en el salón, en la cocina, en la piscina. Yo estaba jugando al Just Dance con Liam, Balde y Ansu mientras que veía de vez en cuando como el canario y mi hermano nos miraban de vez en cuando y cuchicheaban. Tras machacar a los chicos bailando, salimos a estar todos juntos en la terraza, fue maravilloso, habia musica, habia risas, había sonrisas, habia felicidad

Después de un buen rato tocaba la tarta y los regalos de cumpleaños. Había una mesa larga en la terraza donde había una tarta y todos los regalos para mi hermano y para mi, obviamente había muchos más en el lado de mi hermano que en el mio pero me alegraba, me alegraba que Pablo hubiera conseguidos esos amigos y me alegraba de que la gente no se hubiera gastado dinero en mi. Nos pusimos todos alrededor de la mesa como una secta, obviamente mi hermano y yo delante de la tarta. Todos empezaron a cantar mientras que mi hermano y yo nos conocíamos de la mano, y pensábamos el deseo que íbamos a pedir, aunque yo ya lo tenía claro. Cuando terminaron de cantar Pablo y yo soplamos las velas como si nos fueran a dar un premio por ello, cerré los ojos y pedí que el canario y yo fuéramos felices juntos y que nunca más nos hiciéramos daño. Mi hermano no me quiso contar lo que había pedido así que procedimos a jugar al piedra papel o tijera para saber quien abría los regalos antes. Ganó como de costumbre así que empezó a abrir los regalos uno a uno. Todos los regalos estaban siendo super guapos y a él le estaba encantando, yo estaba nerviosa, le faltaba el último regalo, mi regalo.

Mis fotografías favoritas [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora