XXXII.

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Luna Paéz

Pedro salió por la puerta de mi habitación mientras le empezaban a caer las lágrimas, nunca lo había visto así, sus ojos nunca me habían transmitido tanto sufrimiento que cuando le dije que necesitábamos estar un tiempo separados. Supe que hice lo correcto pero eso no significaba que no doliera, inmediatamente me giré, me puse de espaldas a la puerta, sin ni siquiera poder dar un paso, las lágrimas volvieron a salir como si mis ojos fueran una nube durante una tormenta, pero de pronto sentí unos brazos me rodeaban por detrás, sin embargo, sabía que no eran los de Pedro

- Es lo que debías hacer Luna- le dijo mi hermano al oído para que me tranquilizara

- Pablo, yo lo amo de verdad- le respondí mientras rompió en llanto. Mi hermano se separó de mí, me sentó en la cama y él se sentó a mi lado dándome la mano.

- Lo se, nunca he puesto eso en duda y el también te ama de verdad pero el amor no puede con todo, algunas veces el dolor es más fuerte y ese dolor hace que el verdadero amor se acabe y tú has hecho bien, has decido tomar un tiempo para que ese dolor desaparezca y no pueda acabar con el amor- me dijo mirándome a mis ojos llorosos. Empecé a responderle pero no pude, no me salían palabras y mi voz estaba muy quebrada, era como que mi cuerpo me impedía hablar de eso, entonces él volvió hablar- Ey, estate tranquila, no estás para hablar ahora, cuando todo se calme ya hablaremos de esto, ¿Vale?

- Gracias- le dije por entender mi situación y no pude evitar abrazarlo

- He estado en llamada con Liam para que estuviera tranquilo pero también he estado en llamada con mi manager- me dijo mientras no separamos del abrazo

- ¿A dónde quieres llegar?- le dije mientras me intentaba limpiar las lágrimas

- Luna hoy es la gala del balón de oro- me respondió y en ese mismo momento todo consuelo mi alrededor

- ¿Hoy?- dije yo sorprendida, con todo lo que había pasado en las últimas horas ni me acordaba

- Estas mal si no quieres ir no pasa nada- me dijo el

- Si voy a ir- le respondí yo

- Que esté nominado no te obliga a ir- me contestó

- Lo sé pero yo quiero ir- le dije aunque no era totalmente cierto. Claro que quería ir porque era una cosa muy importante para mi hermano y todo lo que fuera importante para mi hermano era importante para mi, pero por el otro lado yo sabía que no iba a aguantar esa situación. La gente ya sabía lo que había pasado en la fiesta, la gente iba a hablar, la gente iba a inventar, la gente se iba a meter con mi físico, la gente iba a seguir diciendo barbaridades de mí, las redes ya están llenas de cosas así pero estaba segura que después de la gala las redes iban a explotar

- Si cambias de opinión no pasa nada, ¿vale?- me dijo, ya que el sabia todo lo que iba a traer para mi ir a París

- No voy a cambiar de opinión, pero vale- le respondí yo, entonces él se levantó

- Ven abajo conmigo a comer algo, que llevamos muchas horas sin comer- me dijo él estirando la mano para ayudarme a levantarme

- No tengo hambre, voy a quedarme un rato en la tumbada- le respondió yo

- Cualquier cosa esto abajo- me dijo. Me dio uno de sus besos en la frente y se fue de mi habitación

Estuve unos minutos tirada en la cama llorando y dando vueltas a todo lo que me iba a esperar en París, pero acabé bajando a comer con mi hermano, aunque apenas comí medio plato. Durante toda la comida yo parecía un zombi, estaba totalmente ida, estaba como en otro planeta, Pablo intentaba que dejara de pensar, intentaba mantener una conversación conmigo, pero fue imposible, el dolor y los nervios se apoderaron de mi mente completamente. A pesar de eso, lo que sí consiguió mi hermano fue que me tomara media pastilla para dormir hasta que nos fuéramos al aeropuerto, ya que llevaba más de 24 horas sin dormir y él no me iba a dejar levantarme de la mesa si tomaba esa pastilla. A los veinte minutos o así me quede dormida en mi cama, entonces mi hermano aprovechó para recoger mi habitación la cual desde aquella noche estaba llena de pañuelos, ojos rotas de cuadernos... ya que cuando me desperté estaba totalmente limpia. Un cuarto de hora antes de que el taxi viniera a por nosotros, mi hermano me despertó de la siesta y me puse a prepararme. Tras vestirme y hacer una pequeña bolsa para el viaje, el taxi llegó y nos llevó al aeropuerto.

Mis fotografías favoritas [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora