thirty-one

4.2K 320 45
                                    

Londres, Reino Unido
19 de julio 2022.

Me encontraba en la oficinas de Mercedes, Papá decidió que fuera yo quien estuviera aquí mientras él cuidaba de Jack en él hospital.

Por suerte, según Susie los pilotos no estarían estos días en las oficinas, Papa les permitió irse con sus familiares.

Recuerdo que la última vez que George se fue con sus familiares todo salió mal.

Me encontraba caminando sola por aquellos pasillos en dirección a la oficina de Toto.

Jadeé cuando una mano callosa se envolvió alrededor de mi brazo, deteniéndome.

Un escalofrío de disgusto me recorrió cuando el extraño sonrió, mirándome

Arranqué mi brazo de su agarre, frunciendo el ceño y fue entonces cuando su sonrisa se desvaneció. Una mirada amenazante y peligrosa lo reemplazó.

—Señorita Wolff es un placer volver a tenerla por aquí. — Su mirada recorrió todo mi cuerpo, este sujeto quien era y como sabía mi nombre, bueno la mayoría de empleados me conocían.

—No me toques de nuevo. — hable firmemente.

Sabía las intenciones de aquel tipo el cual tenía unos treinta años. Sabía el peligro que era trabajar sola a estas horas de la tarde en aquel lugar, hasta en los trabajos el acoso era grave.

— Vamos señorita Wolff, todos aquí sabemos que no es nada de pura, primero el piloto de alphatauri ahora nuestro querido George. — soltó con asco.

— Aléjese de mi.

No escuché la puerta abrirse. No escuché los pasos. Pero escuché un liguero suspiro que no provenía ni de mi ni de aquel tipo.

Miré a mi alrededor en busca de la fuente del ruido cuando mis ojos se posaron en George, El cual veía con recelo aquel tipo, este sacó su mano de mi ante brazo como si lo quemara.

Mi corazón latía con fuerza, y estoy seguro de que perdió un latido cuando George me jaló para pararme a su lado.

Inmediatamente pude sentirme un poco más tranquila, George transmitía esa seguridad a mi, aunque aveces no, pero él estaba aquí.

La proximidad. El calor de su cuerpo. Maldita sea.

Probablemente debería detenerlo antes de que le hiciera algo a aquel tipo, al ver sus manos echas un puño.

El hombre levantó ambas manos, con una expresión aterrorizada y conmocionada en su rostro.

No tan seguro ahora, ¿eh?

—Lo-lo-lo siento. Yo no-yo no iba a- Se tropezó con sus palabras. George no dijo nada y luego desvió la mirada hacia mi.

— Ningún lo siento acaso no te enseñaron a respetar a una mujer, dime qué hacías aquí acosando a la hija de Toto Wolff, no te da vergüenza?—preguntó, y fue aterrador lo jodidamente calmado que estaba.

Este alzó sus puños en dirección al aquel chico.

—No. — Negué con la cabeza, y esto finalmente hizo que me mirara. Cabreado era un eufemismo. La ira se arremolinaba en sus ojos, apretando y aflojando la mandíbula. Parecía estar contemplando su próximo movimiento, pero yo ya estaba agarrando sus manos. — solo déjalo, VETE. — le grite al chico el cual simplemente salió huyendo de aquel lugar.

Recogí mis cosas, completamente preparada para irme a casa, me sentía mal.

Ya me había avergonzado lo suficiente.

—Lu. —gritó George, pero lo ignoré y salí de aquel edificio

Maldijo por lo bajo, y lo escuché dar instrucciones a otro hombre que no noté.

El que me agarró del brazo impidiendo que fuera hasta mi auto.

—Lucie.

Antes de que la puerta pudiera cerrarse detrás de mí, George ya estaba saliendo y buscándome.
Cuando nuestros ojos se encontraron, fui el primero en apartar la mirada.

Ya no parecía enojado, solo molesto por la hecho de que me estaba alejando de él.

¿Que hacía el aquí? ¿Porque me estaba siguiendo? ¿Porque se preocupaba por mi? Tenía tantas preguntas, pero no le presté atención mientras prácticamente caminaba a toda velocidad hacia mi auto

Pero fue más rápido que yo y me alcanzó en un abrir y cerrar de ojos.

—No entiendo por qué estás enojada conmigo. —dijo mientras rodeaba mi cuerpo, deteniéndose frente a mí y me vi obligada a mirarlo.

Lo miré a través de mis ojos llorosos. ¿Por qué diablos estaba llorando? Odiaba ser tan fácil de llorar.

— Como diablos tienes el descaro de reaparecer en mi vida después de haberme dejado casi una semana sin ningún mensaje de texto, ni siquiera fuiste capaz de contactarme y decirme que ya no querías nada más, en cambio te fuiste con aquella rubia. — le grite, sentía impotencia, tal vez también sentía odio.

No sabía qué más decir. Hice un movimiento para rodearlo, pero se hizo a un lado y efectivamente me detuvo. No se movía, pero sus labios fruncidos indicaban que estaba a punto de perder la paciencia. Yo tambien.

— Lucie yo.. lo siento tal vez me comporte como un idiota, pero.. — se quedó callado.

Las palabras quedaron atrapadas en mi garganta. Sabía que debería haberle dado las gracias. Sabía que debería haber expresado mi gratitud. Él, después de todo, me salvó de un asqueroso.

Simplemente no pude hacerlo. ¿Qué podría decir? 'Gracias por haberme salvado de un asqueroso, ahora por favor vuelve a llevarme a tu cama.

—Te daré tu espacio.— murmuró, y era lo último que esperaba. Dio un paso atrás, y mis hombros se hundieron en alivio.

—Si estás pensando que hice eso porque espero algo a cambio, te equivocas.— dijo, asegurándome que no tenía ninguna trampa oculta.

No sabía si le creía. A pesar de lo complicado que sonaba.

Se dio la vuelta y se dirigió a su mercedes negro estacionado frente a mi auto. Casi parecía... ofendido. Suspiré, sin saber cómo sentirme. Estaba a punto de entrar a mi auto, cuando su voz me detuvo.

— Ya no te molestaré Lu. —Y con eso, se subió a su auto y se alejó a toda velocidad.

-𝐓𝐄𝐍𝐓𝐀𝐍𝐃𝐎𝐌𝐄Where stories live. Discover now