fifty-one

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Londres, Inglaterra
07 de agosto 2022.

Tres días después y todavía estaba atrapada en el ático de George.

Tres días después, el aburrimiento finalmente me había llevado a hacer uso del gimnasio de George, donde actualmente me estaba estirando.

Después de unos pocos minutos en la caminadora, la sensación de ardor en mis pulmones me dijo exactamente lo mal que estaba. Después de un pequeño regaño de George, accedió a ayudarme a estirar los músculos antes de intentar otro entrenamiento.

—Solo un poco más, cariño. Vamos, puedes hacerlo—me animó, forzando mis piernas a separarse aún más. Hice una mueca, agarrándome de las caderas mientras George me miraba.

Iba vestido con unos joggers negros. Eso fue todo.

Su mitad superior estaba desnuda, Sus moretones estaban empezando a desvanecerse y el corte en su frente sanó muy bien. Me sorprendió lo rápido que mejoró sabiendo que si yo estuviera en su posición, estaría postrada en cama durante al menos una semana.

—Joder—jadeé. George me miró cuando traté de cerrar las piernas, un intento de disminuir la tensión.

—Acaso no vas al gimnasio, pareces en bajas condiciones. —solté un suspiro ante su comentario.

—Lo mío es dieta y genética. —le guiñe el ojo. —Pero si hay instructores así como tu, debería haberme apuntado a uno hace mucho tiempo—dije en broma, observando cómo se tensaba todo el cuerpo de George. Solo estaba bromeando con él, olvidando que George tenía una racha de celos en la que aún no me había detenido.

¿Qué quieres decir?—preguntó, frunciendo el ceño hacia mí.

—Nada—murmuré con un encogimiento de hombros casual. Entrecerró los ojos, soltando mi pierna para tomar mis mejillas debajo de sus dedos.

—Di eso otra vez, y estiraré algo más—dijo, y pude sentir que hablaba completamente en serio.

—Solo quiero decir que será bueno tener a alguien con quien hacer ejercicio—expliqué, envolviendo mis piernas alrededor de su cintura para acercarlo a mí.

—¿Como esto?—Hizo un gesto hacia nuestra posición muy íntima. Respondí con un movimiento de cabeza atrevido.

Me tienes a mí—dijo, frunciendo el ceño.

—Si pero–

—Lucie—me interrumpió, advirtiéndome con solo mencionar mi nombre.

Está bien, tal vez debería parar.

—Solo estoy jugando, georgie, déjame compensarte—susurré, entrelazando mis dedos en su cabello para plantar mis labios en los suyos. Él no tuvo ninguna objeción cuando me devolvió el beso, más fuerte y más apasionadamente.

—Joder, Lu—susurró George , su aliento mezclándose con el mío. Me alejé de sus labios, eligiendo dejar besos a lo largo de su mandíbula y cuello. Su cuerpo se estremeció, y cuando lo miré, sus ojos estaban cerrados y sus labios entreabiertos.

Sonreí, salpicando besos con la boca abierta a lo largo de su pecho antes de llegar a sus costillas donde reduje la presión. No quería lastimarlo y aunque estaba mejor, todavía estaba cansado.

Le di un último beso antes de volver a sus labios.

—Eso funcionó—dijo, con una sonrisa aturdida en su rostro.

Sonreí.

—Terminemos aquí.

Sus ojos se abrieron y de nuevo, me sorprendió lo azules que eran.

-𝐓𝐄𝐍𝐓𝐀𝐍𝐃𝐎𝐌𝐄Where stories live. Discover now