1. [La granja de los Riggs ]

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1.[La granja de los Riggs]

Adeline:

Mi pueblo era hermoso, pero mi vida no era tan fácil como se veía.

« Tenía muchos problemas »

Yo era una chica del campo, trabajaba como mesera en el café Solcito del pueblo, vivía con mis abuelos: Doña Mandy y Don Gilberto.

Mi madre me había dejado abandonada cuando a penas tenía dos meses, no sabía por qué ella se había ido y por qué me abandonó, pero ignoraba ese hecho porque nunca me faltó el amor con mis abuelos.

La granja Riggs era un sueño, en sus tiempos pasados estaba rodeada de gente y turistas, muchas personas extranjeras querían ver cómo se producía los lácteos y el café recién cosechado.

Mis abuelos a lo largo de los años perdieron la habilidad de llevar un rancho, con el paso del tiempo perdieron dinero, perdieron animales y eso los llevó casi a la quiebra.

Hasta que sacaron un préstamo en forma de hipoteca, mis abuelos debían pagar una gran cantidad de dinero por mes para poder conservar la propiedad y en eso ayudaba yo.

Trabajaba en el Solcito para ayudar con los pagos de la hipoteca, mi abuela Mandy me decía que no tenía que trabajar tanto pero yo quería ayudar.

Con los gastos de la casa, la alimentación de los animales y el poco personal que debía tener sueldo; el dinero no alcanzaba y estábamos a punto de perder nuestro hogar.

« El lugar en donde crecí »

—  Hija... — Estábamos en el despacho de mi abuelo, este estaba tomando café en su habitual taza.

— Yo lo sé, sé que por el momento no podemos hacer más pero....

— Me duele, me duele mucho porque en este lugar formé mi familia con Mandy.

— Abuelo....

— No tenemos otra alternativa, tenemos que vender la granja, Wilder dijo que nos pagará un buen precio, no es mucho pero podremos pagar la hipoteca y vivir en otro lugar.

— No, no estoy de acuerdo. No merecemos esto.

— Adeline, te matas trabajando y aún así no nos alcanza el dinero, solo somos un estorbo para ti. Somos viejos y ya no podemos ayudarte con nada.

— No digas eso abuelo — Caminé al otro lado de la mesa y abracé a mi abuelo — Eso no es verdad, ustedes me criaron y....

— Lo haríamos de nuevo, eres nuestra luz.

— Dame un mes más de tiempo, intentaré todo lo que pueda para que nos quedemos con nuestro patrimonio y si no lo logro, podrás vender la propiedad.

— Cariño, aún no llegamos a fin de mes y todo se agotó, el alimento de las gallinas, la comida de los cerdos....

— Lo sé, solo déjame intentarlo; mañana pediré un adelanto de mi sueldo.

— No sé que haríamos sin ti.

— Y yo no sé qué haría yo sin ustedes.

— Adeline, Gilberto vengan a comer. — Mi abuela nos llamó para ir por nuestra cena, mi abuelo se levantó de la silla y yo lo seguí al comedor.

No sabía que haría, pero tenía que encontrar dinero pronto, perdería la granja y no quería dejar a nuestros pocos animales en las manos equivocadas.

« Tenía que hacer algo »

« Tenía que conseguir otro trabajo »

— ¿Qué tanto hablabas con Gilberto? — Mi abuela sirvió la cena  y mientras comíamos me preguntó.

Entre dos placeres © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora