Epílogo

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Epílogo:

• Dos años después •

Atlas:

Mi vida se había convertido en un sueño; los dos años que pasé en Alemania fueron lo mejor que me pudo pasar.

Mis turnos en el hospital eran largos, muchas veces llegaba a mi departamento agotado por todas las situaciones que se veían a lo largo de la noche, no tenía casi tiempo libre para mí y eso me gustaba porque de cierta manera me mantenía entretenido.

No había tenido noticias de Adeline, desde la última llamada telefónica que tuve con ella; borré su número de teléfono y la bloqueé de todas mis redes sociales, me dolía porque aún después de dos años la seguía queriendo igual o quizás más de lo que ya lo hacía.

« Me moría por verla »

« Por besarla »

Aún no había tomado la iniciativa de buscarla; pero estaba seguro de que quería encontrarla para pedirle perdón.

« La había cagado »

« Fui el mayor imbécil de la historia »

Papá me visitó hace algunos meses y aunque esperé su llegada a Alemania con ansias, la verdad que me confesó me dejó atónico.

« Él me había mentido »

Adeline no se robó ningún dinero, todo fue un montaje de Hernán para separarnos porque no podía soportar la idea de vernos juntos.

« De que ella estuviera conmigo »

Aún no sabía cómo buscarla o cómo pedirle disculpas pero lo que sí hice en cuanto me enteré de los verdaderos acontecimientos; fue pedirle a papá que no me hablara por un tiempo.

« Quería distancia »

« Lo odiaba »

« No podía perdonarme después de saber que lastimé a Adeline con falsas acusaciones »

El gobierno local de Alemania estaba llevando a cabo un proyecto, llevaría a dos médicos especializados a ayudar a la población más vulnerable ofreciendo nuestros servicios sin costo alguno.

Yo me había postulado para el puesto, iba con la Doctora González que me ayudaría en canpañas de vacunación, incisiones y pequeñas operaciones que no fueran de alto riesgo. Nuestro servicio empezaría fuera del país; viajaríamos a los Estados Unidos para empezar con pueblos escondidos que no pudieran pagar su seguro médico.

« Yo ayudaría a la causa »

« Era mi deber »

« Amaba mi profesión »

Aún no sabíamos con claridad cuál era nuestro destino, tan solo conocíamos el país; que era mi país natal.

Un grupo de tres enfermeros nos acompañaba, la doctora Gonzalez y yo íbamos como médicos especialistas; ella en el área de cardiología y yo en neurología.

Había tomado más clases cuando llegué a Alemania, eso me ayudó a subir de puesto bastante rápido porque enfoqué mi vida solo en el trabajo para intentar olvidar a mi musa de ojos claros.

Cuando llegamos a la cabaña en que nos quedaríamos por los próximos siete días, me di cuenta de que no era un lugar desconocido; muchas veces conducí por ese camino para llevar a Adeline hasta la granja de sus abuelos.

« Estábamos en su pueblo »

« Todo había sido una casualidad »

« Una perfecta casualidad »

Entre dos placeres © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora