29. [Fuertes emociones]

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29. [Fuertes emociones]

Adeline:

Terminé de dar unas vueltas en la ciudad, estaba pensando internamente en todos los cambios que tendría que hacer cuando volviera a la granja.

« Tenía muchos planes para remodelarla »

El helado en mi mano se estaba derritiendo y antes de que terminara hecho agua, lo comí para luego irme a la casa.

« Odiaba pensar en regresar a ese lugar »

Tomé un taxi y mientras iba de camino, mis pensamientos sobre la graduación de Atlas seguían en mi cabeza; estaba cansada de intentar olvidarlo cuando no hacía nada más que recordar lo mucho que lo quería.

Lo mucho que necesitaba verlo y lograr que él me viera de la misma manera.

Negué fuertemente porque tenía que dejar de dañarme, no podía permitir que unos estúpidos pensamientos me controlaran cuando él fue quien se alejó, quien me dejó sola cargando con la culpa de lo que habíamos hecho.

« Tenía que dejar de extrañarlo »

Llegué a la propiedad de los Bradford, entré a la casa, subí las escaleras y antes de poder contenerme, las lágrimas bajaron por mis mejillas.

Mi corazón dolía porque imaginaba lo bien que la estaba pasando Atlas mientras yo lloraba por no ser invitada a su graduación, por su rechazo y por las inmensas ganas que tenía de que me abrazara.

« Odiaba tanto necesitarlo »

La puerta de la casa se abrió y en ese instante supe que era Hernán, entré al cuarto de baño y me encerré porque no quería verlo.

« Lo aborrecía »

« Odiaba que aún faltara un mes para que nuestro contrato terminara »

« Quería alejarme de su lado de inmediato »

— ¿Adeline? — Preguntó Hernán, estaba subiendo las escaleras para llegar a nuestra habitación e intenté dejar de llorar para que no me viera pero no podía; no podía ocultar más lo dolida que me sentía.

« Tenía que expresarme de alguna manera »

— ¿Adeline? — Volvió a preguntar Hernán y por un momento me imaginé que era la voz de Atlas, imaginé que era Atlas quien me buscaba.

« Estaba volviéndome loca »

— Adeline, si estás ahí... Abre por favor — Su mano golpeó la puerta del baño, era la voz de Atlas, no podía confundirlo más porque estaba segura de que si lo buscaba con los ojos cerrados lo encontraría sin dudar, mi corazón lo encontraría.

— ¿Atlas? — Pregunté, mi voz sonaba quebrada por el llanto.

« ¿Cómo podía disimular las ganas que tenía de abrazarlo? »

— Ábreme nena — Volvió a pedir y antes de perder más tiempo, abrí la puerta y me encontré con su firme pecho; Atlas me envolvió en sus brazos y mis lágrimas salieron de nuevo.

« Lo había extrañado tanto »

— Lo siento mucho...

— Tu graduación... Yo...  — Hablé con dificultad por el llanto, aún no podía creer que él estuviera a mi lado.

« Que volviera por mí »

— No pienses en eso, tenemos que hablar Adeline.

— Atlas... — Sus manos me sostenían y no podía sentirme más segura que en sus brazos, el lugar cálido que extrañé tanto en las semanas que no lo vi; en el tiempo que pasamos alejados.

Entre dos placeres © Where stories live. Discover now