14. [La dueña de mis fantasías +18]

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14. [La dueña de mis fantasías +18]

Atlas:

Subí con Adeline pisándome los talones, ella estaba exaltada, sus labios estaban rojos por la excitación y la incertidumbre de qué pasaría.

Mi mente volaba a mil por hora, no sabía que quería hacerle porque por fin tenía la oportunidad de tenerla solo para mí, estaba indeciso y con miedo de que mi padre llegara temprano, de que arruinara nuestra noche.

« Tenía que ser mía »

« Por lo menos por una vez »

Al llegar a mi habitación, entramos y cerré la puerta con pestillo.

« No quería inconvenientes »

Adeline me miró y antes de que pudiera arrepentirse por la estúpida culpa que de seguro sentía, la tomé del cabello y la besé.

Probé sus labios y mi mayor temor se cumplió, con una probada de su boca húmeda solo enloquecí más, me volví adicto a sus labios.

Mi lengua se encontró con la suya y aunque había besado a muchas chicas en el pasado, mi beso con Adeline no se sentía nada corriente, el pecado corría por nuestras venas, lo incorrecto sabía tan delicioso que solo quería absorberlo para nunca perder su sabor.

No esperé mucho tiempo, rápido volteé su espalda y bajé en cierre del vestido, en segundos estaba tan solo en ropa interior y la noche en la que dormí junto a ella, llegó a mi mente.

Había visto sus senos, dos senos grandes con pezones de color rosa pálido, pero aún no podía apreciar su durazno maduro.

Adeline quedó tan solo en un brasier trasparente en donde podía ver claramente  sus senos asomar, su entrepierna estaba tapada por un fino triángulo que se perdía en tiras en sus dos nalgas, dos nalgas firmes que me  incitaban a tomarlas duro mientras la penetraba.

« Joder »

— ¿Qué llevas puesto? — Pregunté, sabía que si bajaba su tanga fina perdería toda la poca cordura que me quedaba.

— ¿No te gusta? Mi tanga es tan delgada que puedes meter la mano entre mis piernas y...

— ¿Estás mojaba? ¿Estás mojada para mí? — pregunté en un hilo de voz.

— Sí, mucho.

— ¿Me quieres dentro de ti? ¿Eres capaz de seguirme el ritmo?

— Sí Atlas... — Tomé a Adeline y la acosté en la cama, separé sus dos piernas y las puse encima de mis hombros, tenía un ángulo perfecto para explorarla con mi lengua.

— Atlas...

— ¿Qué? — Pregunté, moría por comerla.

— Nunca me han hecho sexo oral.

— Pues será el mejor que te hagan, lo prometo — Besé sus muslos y empecé a subir por sus dos piernas, Adeline gemía bajito y eso me ponía más duro aún.

— Atlas..

— Shhhh — Susurré y cuando estuve frente a su puerta del paraíso, corrí su tanga a un lado, se veía tan sexy con ella puesta que no la quería desnudar.

Mi lengua probó la primera gota de su excitación y Adeline vibró, sus piernas empezaron a temblar y yo solo pude meterme de lleno a su sexo y absorber todos los jugos de su fuente, no existía un mañana, así que aproveché la oportunidad y mordí su clítoris.

— Ahhhhhh......

Seguí besando sus labios y hundí mi lengua en su sexo, la empotré duro con mi lengua y ella solo pudo gritar, lubriqué dos dedos y los metí en su cueva, hice presión y su éxtasis aumentó.

Entre dos placeres © Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon