25. [Teodoro Bradford]

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25. [Teodoro Bradford]

Adeline:

El vuelo a Londres fue largo, duramos en total diez horas con treinta y tres minutos.

Mi cuerpo no daba para más, intenté dormir algo en el avión pero era mi primera vez volando y los nervios me mantuvieron despierta todo el viaje.

« Estaba muy exaltada »

Las azafatas nos dieron de cenar una pechuga de pollo en salsa blanca, verduras al vapor y nos ofrecieron toda clase de cócteles y vinos.

« Yo no podía ingerir nada »

Mi estómago se sentía como un nudo de cuerdas, casi no podía hablar y solo me imaginaba escenarios trágicos en el aire.

« Por favor que llegáramos con éxito a nuestro destino»

— Adeline — Habló Hernán, este iba sentado justo a mi lado, ambos teníamos asientos reclinables pero yo en mi defensa no le prestaba atención a los detalles.

Odiaba la idea de que el avión se accidentara.

— ¿Si, qué pasa? — Pregunté.

— ¿Estás bien? No has querido comer nada y te ves pálida.

— Es solo por el vuelo, es mi primera vez volando y me siento muy nerviosa.

— Tranquila — Este tomó mi mano y me dió un fuerte apretón — Llegaremos pronto a casa; a mí papá le gustarás. Siempre quiso que me casara con una mujer más joven porque llenaría mi vida de su felicidad y energía. — Asentí sin prestarle mucha atención a lo que decía.

« ¿A cuantos pies de alturas nos encontrábamos?»

— Iré al baño, vuelvo en un momento. — Asentí de nuevo hacia Hernán, este se levantó de su asiento y se perdió por el final del pasillo.

Era un lujo viajar en uno de estos, el avión era muy grande para solo seis personas; dos azafatas, el piloto, el auxiliar de vuelo, Hernán y mi persona.

« Era una exageración »

«Perfectamente podían viajar hasta veinte personas »

Cerré mis ojos e intenté ignorar las náuseas que de pronto venían a mí, no quería comer nada y tan solo tenía el desayuno del día.

« ¿Qué me pasaba? »

« ¿Por qué me sentía tan mal? »

— Hernán — Hablé fuerte para buscarlo, no podía levantarme de la asiento porque si lo hacía estaba segura de que sería en dirección al baño.

— Señora Bradford — Una de las azafatas se acercó a mí. — ¿Se le ofrece algo? — Asentí hacia ella.

— ¿Podría darme una botella con agua? — Ella tomó una del carrito que llevaba y me la dió.

— Muchas gracias — Dije y esta se retiró.

Tomé tres sorbos para aliviar la tención de mi cuerpo, respiré profundamente y cuando la azafata llegó a mi lado de nuevo pero esta vez con un plato de comida, no pude soportar más las ganas de vomitar, con todo el miedo del mundo me levanté del asiento y busqué el baño con presura.

« Me sentía terrible »

— Señora Bradford el sanitario está ocupado... — No escuché más sus palabras, corrí a este y abrí la puerta; la sorpresa que encontré al otro lado no impidió que el vómito saliera.

Hernán tenía a una de las azafatas sin ropa y con el cabello desordenado, la estaba follando en ese preciso momento y con todo el asco del mundo; vomité sobre sus pies.

Entre dos placeres © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora