27. [Patrimonio Bradford]

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27. [Patrimonio Bradford]

Adeline:

Mi último día en la casa del señor Teodoro había llegado, no había salido a pasear más con él porque no podía continuar con un ritmo tan movedizo, por su edad y problemas del corazón se cansaba rápido y los rayos del sol le causaban fuertes dolores de cabeza.

Hernán me pidió que lo acompañara a la sede de la empresa Bradford en Londres; no quería ir y actuar como una esposa sumisa porque estaba segura que su intención realmente era ir a verse con alguna secretaria del corporativo.

Realmente ya no le ponía atención a esos detalles, a nuestro contrato le quedaban muy pocos meses y estaba lista para decirle por fin adiós al martirio de vivir con un hombre que no amaba.

El Señor Bradford le había pedido a su hijo que fuera con él a la empresa para verificar algunas transacciones que se hicieron de manera incorrecta.

Eso me tenía muy preocupada pues Teodoro en ningún momento quería llevar a su hijo con él; pero aparentemente había cambiado de opinión y eso me hacía dudar de su decisión.

« ¿Le daría sus acciones a Hernán? »

No me importaba el dinero pero si tenía en claro que realmente Hernán no lo merecía; no merecía tener todo el patrimonio Bradford en sus manos de picaflor.

Hernán solo malgastaba el dinero y podía pensar que él sería la ruina de las corporaciones  que se encontraban en diferentes capitales.

La adicción al alcohol, juegos de mesa y el hambre que nunca saciaba con sus amantes lo impulsaba a gastar más de lo que su dorada tarjeta le permitía.

— ¿Estás segura de que no quieres acompañarnos? — Me volvió a preguntar el señor Teodoro, estábamos en el comedor y minutos antes habíamos acabado con el almuerzo. — Te prometo que no te aburrirás mucho. — Sonreí hacia él para luego hablar:

— De verdad se lo agradezco pero no me siento cómoda en esos ambientes.

— Muy pronto tú también tendrás que manejar las empresas Bradford, eres la amada de mi hijo y tienes todo el derecho legal que te da el apellido que llevas. — Asentí hacia él, Teodoro Bradford sabía jugar muy bien sus cartas porque con sus palabras puso en aprietos a Hernán que no hacía nada más que mirarme fijamente con una amenaza en sus ojos azules.

« No abras la boca »

« No digas la verdad »

— Lo sé y nuevamente gracias pero creo que mi marido sabrá mucho más que yo sobre negocios.

— Hasta donde tengo entendido estás estudiando contabilidad; tal vez sea tu gran oportunidad de poner fin al machismo empresarial llevando tú las riendas de las corporaciones.

— Papá, Adeline apenas está empezando a sumar uno más uno. No creo que sepa cómo mantener un balance contable a nivel internacional — Opinó Hernán y sonreí para mis adentros porque sabía que su padre lo había hecho enojar con comentarios de doble sentido.

« Teodoro lo sabía todo de mí »

« Sabía que nuestro matrimonio era una farsa »

Tan solo quería esperar a que su hijo se quitara la máscara de marido compresivo y actuara por inercia.

« Que peleara lo que era suyo »

— Hernán no te creía una persona tan negativa — Habló Teodoro serio — ¿Tan poca confianza tienes en tú mujer? Yo confiaba en tu madre con los ojos cerrados y ahora veo que me dejé engañar por ti, la confianza y el amor son la base de toda relación estable...

Entre dos placeres © On viuen les histories. Descobreix ara