7. [Luna de ¿Qué? ]

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7. [Luna de ¿Qué? ]

Adeline:

La tarde estaba preciosa, me sentía muy liberal con el viento moviendo mi peinado, no quería dejar de sentir esa sensación de que la naturaleza pudiera erizar mi piel con solo una oleada de viento.

A mi lado estaba Hernán; quien era oficialmente mi marido, a mi otro lado estaba alguien que espere que no llegara, no vi apropiado que mi hijastro fuera con nosotros a nuestra luna de miel.

« Atlas no dejaba de mirarme en todo el camino»

Este seguía borracho, tenía el rostro rojo y cuando llegó a la lancha en la que íbamos con dirección a una isla con playa; vomitó justo en la esquina de unas piedras grandes.

« Era un desastre »

— Papá. — Hernán no miró a Atlas, solo lo ignoró, como lo hizo en todo el camino.

— ¡Papá!  — Atlas estaba muy tomado, no podía pronunciar las palabras correctamente.

— ¿Qué quieres? — Contestó mi marido.

— Ojalá que me encuentre una caribeña, necesito una chica que me ayude a bajarme la borrachera.

— Tomaste porque quisiste, nadie te obligó.

— ¿Sabes qué es lo que critico de ti? — Este sonrió de medio lado — La facilidad con la que te casas de nuevo, olvidas a mamá como si nada...

— Ya hablamos de eso, deja de incomodar a Adeline con el tema.

— ¿Te incomoda madrastra? ¿Sientes ganas de tirarte de la lancha?

— ¡Cállate Atlas! — Este solo sonrió porque hizo enojar a Hernán.

— ¿Dónde nos quedaremos? — Le pregunté a mi esposo, quería cambiar de tema.

— Alquilé una casa al frente del mar, Atlas dormirá en una habitación y tú y yo dormiremos juntos.

— ¡Eso suena tan emocionante! — Atlas habló con falso entusiasmo. — Me harán un hermanito...

— No dices nada coherente, cuando tomas es como si no pensaras lo qué hablas. — Lo regañó su papá.

— Dame muchos hermanos y hermanas Adeline, necesito compañía en casa.

— Señor, ya pueden bajar. — Nos avisó el conductor de la lancha, por dicha interrumpió el incómodo momento que estaba pasando con Atlas, Hernán me dió la mano y me ayudó a bajar.

— Adelante cariño — Sonreí en agradecimiento, cuando Hernán bajó de la lancha, me tomó de la mano y comenzamos a caminar a la casa alquilada, la teníamos justo al frente de la playa.

Atlas bajó con dificultad y casi me parto de la risa cuando se fue de bruces contra la arena.

« Por poco se parte la cabeza »

— Mi vida, iré a pedir la cena de nosotros. Sé que es nuestra luna de miel pero quiero salir a recorrer los exteriores de este lugar. — Me dijo Hernán susurrando, para que nadie escuchara.

« Lo sabía »

« Él no me quería a su lado »

— Bien — Asentí.

— Iremos a cenar en un restaurante cercano, después de esto vendrás a dormir y yo llegaré más tarde. — Volví a asentir — Cámbiate el vestido para que vayas más cómoda.

Hernán salió de la casa para ir a ordenar al restaurante, el local quedaba cerca así que mientras nos preparaban nuestra cena, yo me cambiaría la ropa.

Entre dos placeres © Where stories live. Discover now