PRÓLOGO

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Jungkook miró a su alrededor y le dio otro trago a su cerveza. Estaba tibia. Se preguntó una vez más por qué había aceptado venir. Él estaba completamente bien con la idea de perderse la fiesta de bienvenida, sabía desde un principio que no era un lugar donde quisiera estar un viernes en la noche. Jisoo decía que se había vuelto aburrido, y tal vez lo había hecho. Estaba bien con eso, sobre todo si implicaba que podía quedarse en casa comiendo pizza y viendo Netflix. Pero sabía que esa no era la respuesta que Jisoo quería esa noche. La agradable y sociable Jisoo quería conocer a sus compañeros, quería pasar tiempo con ellos, quería que se volvieran cercanos. Jungkook recordó la advertencia severa de la pelinegra esa noche al llegar, algo sobre divertirse y parecer amable, y se obligó a pararse derecho y no fruncir el entrecejo.

—¿Te diviertes? —preguntó una voz detrás de él.

Jungkook tomó una bocanada de aire, y luego otra, intentando que eso lo preparara para lo que seguía. Conocía esa voz. Conocía esa voz demasiado bien. No había parado de escucharla durante toda la primera semana de clases. De todas las personas con las que hubiera esperado pasar la noche, Eunwoo definitivamente no estaba en la lista. Pero se volteó con una pequeña sonrisa plasmada en el rostro. Una sonrisa que esperaba ser amable, pero Jungkook no estaba seguro de que fuera algo más que una sonrisa cínica. Estuvo casi seguro de que había fallado cuando Eunwoo reflejó su sonrisa y sintió que iba a devorarlo.

—He estado en fiestas peores.

Eunwoo bufó.

—Tal vez te estarías divirtiendo más si no estuvieras toda la noche al lado de la mesa de bebestibles.

—Le dije a Jisoo que estaría aquí si me buscaba.

—Ah —concordó simplemente. Jungkook sintió que había algo más detrás, porque la sonrisa de Eunwoo se ensanchó burlonamente. —Jisoo, Jisoo, Jisoo. Me agrada, parece lista.

Jungkook calló un momento, intentando descifrar qué estaba pasando realmente. Pero no era muy bueno leyendo entre líneas, así que respondió de la manera más sencilla que podía.

—Lo es.

—Mmmm.

El castaño dirigió la mirada al salón donde la gente bailaba. Le gustaba el juego de luces, una tenue combinación de rojos y azules que resultaba en un agradable lila. Si se concentraba lo suficiente podía oler el alcohol, el sudor y el humo, si se concentraba aún más creía poder aislar una que otra conversación. Pero tal vez solo se estaba poniendo un poco ansioso. Pensó en esa posibilidad unos segundos mientras seguía observando a las personas de la sala, y se preguntó qué haría Jisoo si de pronto él tenía un ataque de pánico en medio de una fiesta a la que ella lo había obligado a venir. Tal vez se sentiría culpable. Aunque era más probable que se molestara y le dijera que estaba arruinando la noche. Ya no eran tan cercanos como solían ser, o al menos Jungkook solía sentir que el mundo de Jisoo se había hecho demasiado grande para él, mientras su propio mundo se hacía cada vez más pequeño.

—¿La estás buscando? —cuestionó la misma voz que se había reído en clase de literatura cuando la profesora aclaró que Homero no era en realidad una persona.

¿Cómo no iba a ser una persona si había escrito dos libros? Preguntó Eunwoo en ese momento. A todos les había hecho gracia, pero la maestra lo miraba con algo parecido a la irritación. Jungkook rio para sí mismo y tomó nota, y se propuso jamás quedar atrapado en una conversación con Eunwoo. No tuvo demasiada buena suerte en lo segundo, aunque estaba bastante orgulloso de habérselo propuesto. Al menos en el futuro él podría decir que Eunwoo le pareció un idiota desde el principio.

—¿A quién?

—A la chica lista.

—La chica lista tiene nombre.

SUGAR BABY | Kookmin [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now