07. Namjoon

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El verano no era su estación favorita. Los días secos donde apenas se podía respirar, el sudor, las noches en vela sin poder dormir por el calor, todo amargaba sus días. Cada vez que se acercaba el verano comenzaba a ponerse de mal humor. Jisoo había dicho que tenía depresión estacional. A Jungkook le pareció ridículo. La depresión estacional tenía que ver con la deficiencia de vitamina D a causa de la poca exposición al sol durante los meses más fríos del año. Él estaba molesto la mayor parte del tiempo porque el calor le subía la presión, lo hacía sentirse débil y mareado durante el día, y porque nunca lograba sacarse la sensación de suciedad del cuerpo sin importar cuantas duchas tomara. Por eso se sentía agradecido cada vez que despertaba y al mirar por la ventana se encontraba con el cielo cubierto de nubes. Jisoo discutía con él. Era imposible que alguien sobre la faz de la Tierra pudiera disfrutar que anocheciera a las cinco de la tarde, o que se le entumecieran los dedos incluso llevando guantes, o, la favorita de Jungkook, que ir al baño se sintiera como el infierno. Jungkook le dijo que probablemente eso era una infección urinaria. Tuvo razón, pero Jisoo se refería a que la taza del baño siempre estaba congelada. El castaño tuvo que preguntar a cuál de los círculos del infierno se refería entonces, y Jisoo ya no quiso hablar más con él. A él le gustaba el chocolate caliente después de clases, un té antes de irse a dormir, los abrigos gruesos y las botas voluminosas. Le gustaba la lluvia porque lo ayudaba a dormir mejor y el frío de la mañana porque podía salir a correr sin pensar en qué momento el sol lo obligaría a volver a casa. El invierno le parecía estar repleto de tranquilidad y sentimientos hogareños, tal vez porque su madre pasaba más tiempo en casa o porque algunos viernes al mes se ponían de acuerdo y se quedaban hasta tarde viendo películas y comiendo pizza.

Pensó en cada pequeña cosa que le gustaba del invierno e hizo una lista mental mientras esperaba a Jisoo en la salida. Cuando la pelinegra por fin apareciera y se quejara por el clima, él empezaría a recitar una a una las maravillas del invierno. Pero Jisoo tardó y tardó. Comenzaba a aburrirse cuando un gran grupo cruzó la puerta y entre ellos estaba Jisoo, la mochila le colgaba a medio abrir de un solo hombro y muchas de sus cosas cayeron al suelo. Jungkook rio y se arrodilló para ayudarla a recoger sus cosas. Delante de él alguien más recogía los lápices, destacadores y hojas dispersas en el suelo, de modo que Jisoo quedaba entre ambos. Sin embargo no levantó la cabeza, quería terminar de ordenar e irse. Tenían entradas para el cine a las cinco, y si no se iban ahora mismo la película ya habría empezado para cuando ellos llegaran. Siguió recogiendo y metiendo cosas en la mochila con rapidez sin mirar a la otra persona, pero luego Jisoo dijo «Gracias, Jimin», y Jungkook no pudo evitar subir la vista. El rubio estaba poniéndose de pie, con las cosas de Jisoo en la mano y una expresión amable en el rostro. Cuando Jungkook lo miró sus ojos se encontraron, la suave expresión borró poco a poco, pero Jungkook podía ver que Jimin se esforzaba porque no desapareciera del todo.

El castaño se puso de pie y le entregó a Jisoo los papeles que todavía tenía en la mano. Seguía mirando a Jimin, y él rubio parecía estar poniéndose incómodo. Jisoo le dio un pequeño golpe con el codo, ordenándole que se comportara. Presentía que a Jimin no le caía muy bien Jungkook. No. Estaba segura, no existía ninguna razón para que le cayera bien, no después de que Jungkook se dedicara a atacarlo en clases. Ella no entendía a que se debía esa actitud del castaño, parecía que tenía algo en contra del mayor. Había preguntado e insistido cuando Jungkook no le respondió, pero siguió sin hacerlo hablar. Esa era una de las cosas que le molestaban del nuevo Jungkook, que se había vuelto retraído y callado. O quizá siempre fue de ese modo, quizá jamás le dijo nada importante y ella estaba demasiado concentrada en la emoción de estar a su alrededor que nunca se dio cuenta. Cuando el silencio se extendió demasiado y ninguno de los chicos junto a ella parecía capaz de moverse decidió que tenía que decir algo.

—Sunbae, la tutoría de esta semana estuvo increíble.

Jimin sonrió divertido y Jungkook, quien ya no podía dejar de fijarse en los detalles, se preguntó si le causaba gracia que alagara su clase o el hecho de que primero Jisoo lo llamó por su nombre y ahora usaba honoríficos. Decidió que era lo segundo. Creía que Jimin estaba muy orgulloso de sí mismo como para que un halago le pareciera gracioso.

SUGAR BABY | Kookmin [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora