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Todos los soldados narnianos que quedaron en Cair Paravel se alinearon frente al castillo. Hermione no pudo evitar quedarse boquiabierta, admirando su resistencia mientras estaban bajo el sol abrasador, sus espaldas erguidas y sus rostros vacíos de cualquier emoción. Fue una vista peculiar porque algunas eran criaturas adorables (por ejemplo, Reepicheep) y, sin embargo, pudieron lograr esa expresión en sus rostros.
De repente, la gente a su alrededor se inclinó con cortesía. Hermione se dio la vuelta y casi puso los ojos en blanco cuando el Rey Edmund entró al Gran Comedor. Sus ojos se encontraron con los de ónix antes de bajar mientras ella también se inclinaba por cortesía.
━━Su majestad━━ saludó cuando él se paró a su lado.
Inclinó la cabeza, su rostro una miríada de emociones. Hermione notó que estaba un poco distraído, lo que pensó que era perfectamente aceptable.
Hoy fue el día en que el Gran Rey Peter y los demás regresarán a Cair Paravel. Era, por supuesto, motivo de celebración para todo el castillo, ya que casi habían perdido a uno de sus gobernantes. Pero también era motivo de aprensión, especialmente para el rey que estaba a su lado, porque en su viaje podrían encontrarse con algunos de los rebeldes vengativos.
━━Estarán bien━━ dijo finalmente, creyendo que estaba obligada a decirlo.
Edmund la miró por el rabillo del ojo y asintió rígidamente con la cabeza.
━━Preocupante━━ murmuró en voz baja.
Él se volvió hacia ella, sus ojos ahora entrecerrados en finas rendijas. ━━¿Disculpe?━━ siseó, sonando profundamente ofendido.
Antes de que Hermione pudiera replicar algo, se escuchó el sonido de carruajes. La cabeza de Edmund se giró hacia adelante, su rostro volvió a transformarse en su forma preocupada. Hermione también miró hacia adelante y contuvo la respiración, temerosa de que una realeza herida los saludara.
Para gran alivio de casi todos en el castillo, nadie resultó herido. Hermione pudo echar un vistazo dentro del carruaje y vio las formas exhaustas, pero ilesas, de los monarcas de Narnia.
Todos a su alrededor una vez más se inclinaron y ella hizo lo mismo. Edmund, por otro lado, echó a correr incluso antes de que el carruaje se detuviera por completo.
━━¡Peter!━━ exclamó el Rey Edmund, y Hermione pudo escuchar el genuino alivio en su voz.
El carruaje había detenido su movimiento y salió el Gran Rey Peter. Extendió la mano para ayudar a bajar a la reina Lucy, cuyo rostro se había iluminado al ver a su otro hermano. Luego vino la reina Susan, con su rostro positivamente brillando con su belleza y felicidad. Y el último fue el rey Caspian. Llevaba un cabestrillo hecho de tela alrededor de su brazo izquierdo con algunas cicatrices en la cara. Todos podían ver la evidencia del asalto contra él, pero en general, el rey estaba perfectamente bien.
