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"Le gusto a Edmund."
Hermione no tenía idea de qué la hizo decir eso. Era un día normal, con ella saliendo con Lucy en el dormitorio de dicha reina. Simplemente… salió .
La acción de Lucy fue instantánea. Sus ojos se abrieron, se quedó boquiabierta y saltó de la cama. Se elevó sobre Hermione y comenzó a rodearla. La castaña la miró fijamente, un poco estupefacta, pero a la reina no pareció importarle.
"¡LO SABÍA!" ella finalmente lloró.
La joven parpadeó y frunció el ceño. "¿Lo sabías?" ella preguntó.
La reina suspiró y una vez más se sentó en su cama y obligó a Hermione a mirarla. "Conozco a Edmund de toda mi vida, Hermione, así que por supuesto sé cuando actúa de manera tan diferente a él", afirmó con total naturalidad. "Específicamente porque había comenzado a albergar sentimientos hacia mi dama de honor".
Las mejillas de Hermione se enrojecieron ligeramente de vergüenza. Escucharlo casualmente de los labios de Lucy la hizo extrañamente avergonzada. "Lo he rechazado", añadió suavemente, congelada por completo a la reina en su asiento.
"Tú..." comenzó Lucy, estupefacta por sus palabras. Pero entonces, la comprensión apareció en su rostro y sacudió la cabeza. "Eso explica su repentino mal humor". La joven reina se lamió los labios y continuó: "¿Por qué?"
Hermione se sintió terrible mientras fruncía el ceño y apartaba la mirada de ella. "No es el momento adecuado", explicó, desesperada por que Lucy entendiera, al ver que su hermano se negaba a creerlo. "Estamos en una guerra, Lucy. Bueno, una guerra que se avecina".
La Pevensie más joven pareció contemplar las palabras de Hermione. Finalmente, suspiró. "Tengo la sensación de que debería estar enojada contigo por romperle el corazón a mi hermano, pero simplemente... no puedo ", dijo. "Aun así, tu razón no tiene ningún sentido."
Hermione, frustrada, se levantó de su asiento y comenzó a caminar. "Los afectos no tienen sentido", razonó.
"Rechazar un sentimiento tan maravilloso y hermoso tampoco tiene sentido". La chica se detuvo y se dio la vuelta, con el rostro lleno de desesperación.
"Por favor, entiende que no tengo intención de lastimar a Edmund. Yo... Él se ha vuelto especial para mí, Lucy. Yo solo... creo que necesito concentrarme más en mi parte como La Elegida".
Lucy suspiró y se levantó, acercándose a Hermione y tomándole ambas manos. "Está bien, está bien, intentaré entenderte", dijo la joven reina, apretando sus manos. "Pero todavía has pasado por alto otro problema, Hermione."
