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El Gran Comedor se abrió de golpe y entró un frenético Edmund, seguido por Hermione, cuyo brazo estaba envuelto alrededor de una sollozante Lucy.
"Peter, estoy escuchando", dijo el rey justo, todo rastro de humor desapareció de su rostro. En cambio, la gravedad y la alarma estaban escritas en todo su rostro.
El Gran Rey suspiró y lentamente se recostó en su trono. A su lado, Susan había estado conteniendo las lágrimas pero había fallado miserablemente. Su esposo la había estado consolando, aunque era evidente que su atención estaba dividida. Caspian también había estado reflejando las expresiones de Peter y Edmund.
Entonces Peter pasó una mano frustrada por su cabello y suspiró, la carta apretada en su otra mano, que ahora estaba arrugada y casi rota. "Recibí una carta de Ettinsmoor esta mañana", dijo con voz grave y exhausta. Lentamente, levantó la cara y miró directamente a Hermione. "Amenazaron con rebelarse a menos que..."
"¿A menos que qué, Peter?" preguntó Edmund, instándolo a continuar.
"A menos que entreguemos a la Hija de Eva de la que habla la profecía", finalizó el Gran Rey con un susurro.
Edmund se congeló en el lugar, sus ojos se agrandaron y su mandíbula se abrió. Lentamente, miró hacia atrás y miró directamente a Hermione. Ella también estaba aturdida y todo el color de su rostro había desaparecido.
"Yo…" chilló, pero Edmund la había golpeado con un sonido enfurecido.
" No ", dijo con tanta convicción que les había provocado escalofríos. " Sabes que no podemos".
Peter soltó una carcajada sin alegría y sacudió la cabeza. "Ed, me conoces", dijo el Gran Rey. "Yo… no podemos arriesgarla."
"¡Pero!" Hermione razonó, avanzando para estar más cerca de los reyes. " Me quieren . No puedes poner en peligro la seguridad de Narnia por mi culpa ".
"Hermione, escucha, te matarán", señaló Caspian, soltando a su esposa mientras se unía en silencio al lado de Peter. "No podemos arriesgarte. Eres nuestra única esperanza en la profecía. Por eso Peter y yo decidimos ir a Ettinsmoor y hacer un pacto con los gigantes".
"Yo también iré", ofreció Edmund, y Peter asintió con la cabeza.
" No , no pueden ," intervino Hermione.
Susan olfateó y bajó los escalones. "Hermione, amor, no discutas", dijo, aunque la tristeza en sus ojos era evidente. "Ambos sabemos que no podemos ganar contra ellos".
Lucy caminó más cerca de Hermione y enlazó sus brazos alrededor de los suyos, sus ojos brillaban con una súplica silenciosa para que retrocediera.
Las lágrimas comenzaron a acumularse en el rabillo de los ojos de Hermione y apartó la mirada de ellas, obviamente resentida. "Entonces, así es como siempre se siente Harry cuando las personas arriesgan sus vidas por él", murmuró en voz baja, ahora con lágrimas corriendo por su rostro.
