Capítulo 1

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Emma Hernández

Estoy en un prado lleno de flores y conejitos, el Sol brilla y no hay ni una sola nube en el cielo. Estoy sola. Y eso suele no gustarme mucho pero ahora lo estoy disfrutando bastante.

A mí alrededor hay grandes árboles que mueven sus hojas por el viento. Se escucha algún que otro pájaro cantar a lo lejos.

Decido ponerme mis auriculares para escuchar una música relajante. Busco en mi móvil para encontrar la canción perfecta y en cuanto la encuentro, la pongo y la música empieza a inundar mis oídos.

Al acabar la canción quise poner otra, pero en ese instante empecé a escuchar un ruido bastante molesto.

Me levanté de golpe.

La alarma de mi móvil.

Vale, todo era un sueño.

-Joder- maldije en voz alta. Apagué la alarma de mala gana y me levanté mientras gruñía y soltaba maldiciones al aire.

Al instante, alguien tocó mi puerta.

-Emmaaa buenos diaaaass- mi padre entró con una sonrisa y un café en la mano.

Yo pegué un grito ahogado al ver que avanzaba hacia mi- ¡Cuidado con la alfombra!-

El dio una pequeña risa y retrocedió.

-Lo siento, solo venía a decirte que si mañana me puedes llevar la comida al trabajo, tengo una reunión muy importante con los chicos después del entrenamiento y acabaremos un poco más tarde de lo pensado- asentí con la cabeza y fui al armario a escoger la ropa que usaría hoy.

-Vale, pero, ¿A qué hora? Y ¿Por donde entro? Si alomejor no saben ni quién soy y piensan que soy una fan loca de esas. Como la del otro día.

Hace dos días una fan intentó colarse dentro del campo después de un entreno, encima era un entreno a puerta cerrada. Intentó entrar a base de golpes a los guardias, pero, obviamente, no lo consiguió.

Lo único que consiguió esa chica fue salir en las noticias, encima, en forma de burla.

En parte me da pena la chica, quiero decir, yo soy igual cuando se trata de Harry Styles o algo así. Pero luego pensé que se tiene que estar un poco loca para hacer cosas así, y que también incomoda un poco a los chicos y a todos los famosos en general.

Mi padre suspiró- Siempre hay algún fan loco intentando cosas así...- se lamentó mientras le daba otro sorbo a su café- Y tranquila, yo les diré a todos los guardias que te dejen pasar, y si hay algún inconveniente, me llamas delante de ellos y me los pasas, o yo iré fuera para dejarte pasar y puedes venir sobre las 2:00 o 2:30.

Asentí con una leve sonrisa, acto seguido cogí unos vaqueros anchos rotos y una sudadera demasiado ancha (pero para mí era perfecta) de color crema y unas deportivas del mismo color que la sudadera y fui al baño a ducharme mientras mi padre bajaba a la cocina a acabar de desayunar.

Me di una ducha larga y me quedé mirando fijamente la pared que tenía enfrente, inconscientemente acaricie mi brazo izquierdo. Puse una mueca de desagrado al sentir el tacto rugoso de el.

Me fui directa al espejo al acabar de vestirme y levanté la sudadera a la altura de mis costillas.

Con lágrimas en mis ojos volví a bajarla.

Me mojo la cara para que no se noten las lágrimas y me deshice el moño que me hice para no mojarme el pelo en la ducha para peinarme y plancharlo. Tengo el pelo ondulado pero casi siempre me lo aliso, me hace sentir más segura ya que mi pelo liso me llega hasta prácticamente el culo.

SEMPITERNO; Pablo GaviWhere stories live. Discover now