Capítulo 14

168 8 2
                                    

Emma Hernández

Mi avión acaba de aterrizar en el aeropuerto de Barcelona. Y siendo sinceros estoy acojonada por varias razones. La primera razón es por ver cómo va a reaccionar mi familia. Después está el cómo va a reaccionar la gente del equipo. Y luego está el como va a reaccionar el mismísimo Pablo Gavi.

Cojo mi maleta y me dirijo hacia la salida del aeropuerto donde de lejos veo a mi padre y mis hermanos buscándome con la mirada.

En cuanto me den mis dos hermanos vienen corriendo como locos hacia mí haciendo que casi me caiga para atrás y mi maleta choque contra el suelo y haga un ruido tremendo.

-¡EMMA!- gritan al unísono.

-¡Hey! ¡Hola enanos!- están enormes, los he echado demasiado de menos.

Los ojos se me aguan solo de verlos.

Cuando dejan de abrazarme veo que mi padre ya casi está a mi lado con una sonrisa y los ojos cristalizados.

-Mi niña- me abraza y me da un beso en la cabeza- te he echado muchísimo de menos-.

-Yo a ti también- le devuelvo el abrazo.

Nos dirigimos hasta el coche y me siento en el sitio del copiloto.

Estos meses han pasado muchísimas cosas y tenía muchas ganas de contárselo a todo el mundo.

He mejorado muchísimo, ya no tenía ataques de ansiedad (aunque en algunas situaciones donde me ponía demasiado nerviosa si tenía alguno), había dejado de tomar todo tipo de pastillas y por último pero no menos importante, he superado la depresión.

Por fin he conseguido salir de este hoyo de desesperación y agonía.

-Estas preciosa- me dice mi padre devolviendome a la realidad.

-Gracias- intento sonreir.

Y... Me dejaba eso...

Sigo teniendo muchos problemas de autoestima pero voy mejorando a comparación de hace tres meses.

Hay días que tengo el ego por las nubes y días que lo tengo bajo tierra.

Estos cuatro meses habían contado un poco lo que me hacía complejo, pero lo que ha hecho eso ha sido que tenga muchísimas más curvas, cosa que adoro.

Me he cortado un poco el pelo por la mitad del antebrazo, ya no me llega hasta el culo.

Es crecido un poco aunque no tanto, ya que mido 1'67.

He aprendido a tocar la guitarra con un profesor particular y también he aprendido a hablar muy bien inglés (que ya sabía un poco de por sí pero ahora mucho más).

En cuanto llego a mi casa en lo único que puedo pensar es sentirme en mi cama y llamar a Sira, a Ferran, a Pedri, a Ansu, a Araujo...

Quiero verlos ya.

Lo primero que se me ocurre es llamar a Sira ya que ha sido la que más ha estado para mí en estos momentos.

Cojo el teléfono y a los dos pitidos lo coge.

-¡Hola morena! ¿Que tal por Estados Unidos?- me pregunta entusiasmada.

Me aguanto la risa.

-Pues la verdad es que me ha ido muy bien en Estados Unidos, ojalá volver algún día- la vacilo.

-Espera, ¿¡Que!?- grita y casi me deja sorda.

-Hey vueltoo- canturreo.

Ella suelta un grito que se tiene que haber escuchado desde China.

SEMPITERNO; Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora