Capítulo 3

335 12 74
                                    

Emma Hernández

Llegamos a casa bastante rápido. Bueno, no lo se. Me he pasado todo el camino pensando en la cena, en que me voy a poner, en que voy a hacer ahí...

La voz de mi padre me saca de mis pensamientos.

-Eh, Emma, tranquila, es una cena con los del equipo, nada más.

-Es que, ¿Que pasa si los aburro? O ¿Que pasa si no me quieren ahí y me han invitado por pena?-

-Pues claro que no hija, ¿Acaso Pablo no te dijo que todos querían que fueras? ¡Pues ya está!-

-¿Pablo? ¿Quién es Pablo?- no había escuchado hablar de él nunca.

-Pablo es Gavi, su nombre real es Pablo, Gavi viene de su apellido, Gavira-.

Frunzo el ceño.

-¿Pablo Gavira?- ¿Ese era su nombre? La verdad es que sonaba raro, pero no está mal en verdad.

-Pablo Martín Páez Gavira, ese es su nombre completo- vaya, pues sí que es un poco raro, pero suena bien, y me gusta, me gusta bastante.

-Es un nombre muy unico-.

Mi padre sonríe y yo me dirijo a mí habitación para prepararme.

Al subir lo primero que hago es poner a cargar mi móvil, tiene que estar al 100% para la cena por si pasa algún incidente. Me dirijo hacia el baño y me empiezo a quitar la ropa y me hago un moño alto para darme una ducha rápida. Cuando salgo me envuelvo en una toalla que me tapa todo el torso y la mitad de las piernas.

Salgo a mí habitación y abro el armario ¿Ahora que coño se supone que me tengo que poner? La verdad, no tengo ni idea.

Empiezo a buscar por todo el armario buscando vestidos pero ninguno me convence tanto, pienso en llevar falda pero la verdad es que no me apetece. Estoy por darme por vencida cuando de repente veo algo al fondo del armario, es el vestido.

Es un vestido precioso que me compré hace un año en un viaje a Madrid. Es un vestido largo, negro y apretado. Tiene un corte que llega a la mitad del muslo.

Este era perfecto.

Había días que me sentía fatal con mi físico, y días en los que me sentía una puta diosa empoderada que va a comerse el mundo en cinco segundos.

Me quitó la toalla y me pongo el vestido, me miró al espejo y lo adoro. Me queda perfecto, es uno de mis vestidos favoritos. Decido ponerme unos tacones de aguja del mismo color que el vestido.

Me acerco a mi tocador. Ahora toca el maquillaje. Me hago un pequeño degradado de tonos distintos de marrón, me hago un pequeño delineado y por último me pongo un poco de mi rímel favorito. Estoy INCREÍBLE.

Pongo mi plancha de pelo a calentar y cuando ya está lista me plancho todo el pelo y después me ondulo uno que otro mechón. Cuando acabo escondo la plancha en su sitio y me pongo perfume, mucho perfume, demasiado perfume.

Vale, estoy lista, lo único que queda es preparar mi bolso. Pongo todo lo que necesito dentro de él y me lo cuelgo del hombro.

Salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina donde se encuentra toda mi familia, mi madre y mi padre preparando la comida, y mis hermanos pequeños jugando a jueguitos de manos.

-Papa ya me voy a ir- aviso mientras cojo mis llaves.

-¿Donde vas tú ahora? ¿Quién te ha dado permiso a ti para salir a esta hora?- recrimina mi madre saliendo de la cocina mirando mi atuendo con asco.

-Yo, yo la he dejado- dice mi padre también saliendo de la cocina con una cara bastante sería.

Mi madre suelta una risa.

SEMPITERNO; Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora