Capítulo 21

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Emma Hernández

-Pablo- lo llamo.

El sigue durmiendo con su cabeza en mi pecho.

-Paaabloooo- le digo un poco más fuerte.

Al ver que no se despierta opto por dejarlo dormir e irme a duchar.

Hoy es 5 de diciembre, eso significa que hoy es el día del juicio de mi madre.

Y también es el aniversario de la muerte de Luke Howland, por lo tanto estoy el doble de sensible.

El juicio es a las 12:30, ahora son las ocho, por lo tanto tengo bastante para prepararme.

Pablo aún sigue recuperándose de la operación, va en muletas y en todo lo que pueda le ayudo. Hablé con mi padre y le dije que me quedaría un tiempo en Barcelona, en la casa de Pedri especialmente, le dije que era para despejarme antes del juicio, pero no ha acabado de convencerle del todo.

Pablo está que no puede casi no andar pero aún así ha ido a algún partido del Barça con las muletas.

Y eso que casi no sabe llevarlas.

Nos hemos quedado los dos solos en casa de Pedri, con su permiso, claro está.

Mi padre ahora mismo está viniendo en avión para acá, va a quedarse en un hotel para no ir a casa con mi madre, que de hecho, vamos a imponer que la casa sea nuestra, no de ella ya que fue mi padre Quin la compro con SU dinero y SU sueldo.

Cuando me muevo un poco para levantarme Pablo gruñe.

-Venga Pablito que tengo que prepararme- le digo y me intento levantar.

El rápidamente me coge de la cintura y me estira hacia el.

-¿Prepararte para que?- levanta la cabeza un poco y me mira con los ojos entrecerrados.

-Para una cosa- contesto.

Finalmente consigo levantarme a lo que él se queja. Ayer estuvimos hasta tarde jugando a juegos de mesa y viendo una serie.

-¿Que cosa?- pregunta sentándose en la cama.

¿Que le digo ahora?

-Puesss, una cosa- intento escabullirme.

-Emma, te conozco, ¿Que pasa?-  se sienta en el borde de la cama.

Yo hago lo mismo sentándome al lado suyo y respiro profundamente.

-Hoy es el juicio de mi madre-.

La habitación se queda en silencio.

Después de unos segundos en los cuales la tensión se notaba en el aire, el decide hablar.

-¿Por qué no me lo has dicho antes? Podría haberte ayudado con el estrés que estás cargando- me reprocha.

-Lo siento, tu ya tenías bastante con la rodilla, no quería añadirte más peso a las cosas, siempre haces demasiado por mi. Te juro que quería decírtelo, pero tú ya tenías demasiada mierda encima-.

Me pone una mano en la barbilla para que lo mire, posa sus ojos en mis ojos.

Sus ojos marrones... Fueron de lo primero que me enamoré nada más verlo.

Pero no parece enfadado, ni decepcionado, parece que me comprende.

-Te entiendo, no pasa nada.- me acaricia la mejilla- Y si hago cosas por ti es porque me importas demasiado y quiero que estés bien, ¿Vale? Así que tranquila- me aclara.

-Ya pero...-.

Iba a protestar pero de pronto me acalla con un beso, un beso intenso, con mucho sentimiento pero lento. Estás pequeñas cosas hacen que me enamoré más de él.

SEMPITERNO; Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora