Con amor, Quackity━━━━ a. quackity ✓

vii. karchez

Octubre. 2021.

Estiro mis brazos lo más que puedo para quitarme un poco del cansancio que tengo encima.

—¡Bueno chicos, es hora de despedirse! —digo, sonriendo ante la cámara. —Ha sido un stream increíble, gracias por acompañarme, los quiero, chauuu.

Veo el chat un rato para levantarme el animo y después apago todo, entro a discord y tal como pensé hay una videollamada entrante.

Suspiro y acepto, la emoción empieza a brotar de mi pecho, al menos hoy tengo una buena noticia.

El rostro de Carlos aparece en mi pantalla, con una resplandeciente sonrisa me saluda moviendo la mano, su cabello está despeinado y su rostro luce algo cansado; supongo que yo también me veré parecida pero trato de pasarlo por alto.

—¿Cómo ha estado la chica más guapa de toda Argentina? —saluda.

—¿Solo de Argentina?

—Es que si digo del mundo, eso incluye a España, y mi mamá se pone celosa.

Suelto una risita y él también.

—Tengo algo qué decirte— digo, sacando un sobre amarillo que tenía al costado de mi pc.

—¡Ahh, yo también! —responde, empezando a mover su mouse, al minuto mi discord suena y puedo ver su pantalla. —Pero tú primero, por favor.

—Dale, dale —murmuro sonriendo. —He dejado la carrera.

El rostro de Karchez empieza a contraerse y me mira asombrado.

—¿Por qué?

—Pues... —respiro y trato de ordenar las ideas en mi cabeza—, no lo sé con claridad, una parte porque, bueno, era estresante tener que ocuparme de los eventos en mi canal y también con la carrera, los exámenes y todo eso.

—¿Y la otra parte?

—Es que, siento que así podré tener más tiempo de viajar y, ya sabes, poder pasar más tiempo contigo.

Nos quedamos un minuto en silencio, hasta que él sonríe.

—De hecho, eso tiene que ver un poco en lo que te quería decir.

—¿Qué?

Él no responde, pero abre una pestaña en su pantalla que me deja la cabeza en blanco.

Me empiezo a poner nerviosa, en su presentación hay casas.

Algunas grandes, otras un poco más pequeñas, les ha puesto el precio al lado al igual que la cantidad de cuartos y su utilidad.

—Jesucristo me ha dado la idea —dice —, y me ha molado mucho, quiero decir creo que ya es tiempo.

—¿Tiempo..? ¿De qué?

—De que te mudes, aquí, conmigo.

Me quedo en silencio.

Por más tonto que suene, eso no lo había tomado como posibilidad.

—Ay, creo que te he asustado —sonríe y se carcajea levemente, rompiendo un poco de la tensión. —No he pretendido espantarte, solo que pensé que estarías de acuerdo.

—¿Por qué?

—¿Por qué? —repite, frunciendo levemente el sueño. —A ver, pero bueno, llevamos dos años y en enero tres, y no somos unos niños, ya tenemos veinte.

—Lo sé.

—Y no nos hemos visto mucho desde tus vacaciones, Verónica.

Odio cuando me dice así.