Con amor, Quackity━━━━ a. quackity ✓

xxxiv. Los Ángeles

ADVERTENCIA: A partir de la segunda parte, se sobre entiende que las personas hablan inglés pero lo escribiré en español, gracias por leer<3

꒷꒥⭑ ⸱ ▮XXXIV . . . ! ⿻ ─ ❨🕹️❩ ˚
✧｡˚❪ Los Ángeles ❫ ˟╰╮.

verónica's pov

Despedirme de Argentina fue mucho más difícil de lo que pensé y no hablo de mover mis cosas de un país a otro.

—Prométeme que vendrás al menos tres veces al año —me dice Nadu sin dejar de abrazarme fuertemente, casi sin dejarme sin aire—, ay, no puede ser, estoy llorando.

—Deja de acapararla —dice Sofi, quitándome de los brazos de Nadu para encerrarme en los suyos—, flaca, harás falta, muchísima falta.

—Les escribiré, lo prometo —murmuro sintiendo mi vista nublarse.

—Aún no entiendo cómo, después de tanto tiempo, no se te pegó el acento.

—Ya, dale, wacha, nuestro turno.

Sofi me suelta muy a su pesar y deja ver a mi grupo de amigos.

Carrera, Oscu y Robleis se me acercan para rodearme y dejar cada uno un beso en mi cabeza, entonces siento lágrimas deslizarse por mis mejillas, me las limpio con la manga de mi sudadera, pero aún así no puedo evitar emocionarme.

—Los voy a extrañar —chillo, ellos son la parte sensible de mi corazón—, no se olviden de mi, por favor.

—¿Cómo crees, nena? —dice Oscu, abrazándome por los hombros para sobar cariñosamente mi hombro—, ¿Cómo nos vamos a olvidar de la chica pelirroja que encontramos limpiando el apartamento de Iván a las nueve de la mañana?

—Pero si a ti no te agradó al principio, farsante —le interrumpe Carrera, golpeándolo en la nuca—, pensaste que era otra de las chicas que Iván llevaba y que le estaba robando.

—Cállate un rato, Rodrigo.

Sonrío melancólica mientras me aferro a los brazos de Robleis, quien me despeina.

—Eras solo una niña, en cambio ahora te volverás gringa, ya no nos necesitarás.

—No digan estupideces —respondo, limpiando el rastro de mis lagrimas.

Ellos me mostraron como de crudo era el mundo cuando llegue, me guiaron por un camino que incluso ahora no me arrepiento de recorrer, fueron mi única familia cuando necesitaba a alguien y ahora ellos ya no estarían completamente para mí cuando me dieran bajones.

Se acabarían las tardes en las que les enseñaba a pintarse las uñas y las noches de chupis donde les contaba mis dramas.

—Aún falta que te despidas de alguien —me recuerda Carrera, señalando a un lado alejado de nosotros—, puede parecer orgulloso pero le he visto soltar un par de lagrimitas en el camino.