30 Pt1

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Beomgyu no se sorprendió cuando Taehyun llegó a su habitación con una bolsa en sus manos y una sonrisa boba. En sus shorts negros, con una camisilla blanca y medias que tenían pintadas unos osos. Lo primero que dijo al cruzar la puerta de su habitación fue lo siguiente, a pesar de que le había escrito diciendo que estaría estudiando todo lo que podía antes de ir al cumpleaños de Yeonjun.

—Voy a dejar el rubio atrás— Las cejas del pelinegro bajaron sin entender a lo que su pareja se refería.

—¿Qué? — dijo Beomgyu desde su posición en la cama, con las piernas cruzadas y su ordenador.

—Ayúdame a pintarme el cabello— Beom sigo mirándolo extrañado, dejó de lado su laptop y se levantó de la cama para acercarse a Taehyun, quien aún seguía en la misma posición.

—¿Pintarte el cabello? ¿ya no te gusta el rubio? — pregunto con un puchero, a él le encanta el cabello rubio de su pareja, con esos destellos platinados.

—Quiero cambiarlo, compre tintura rosa pero no quiero un rosa intenso, más bien uno suave, así como la camisa que usaste ayer— Taehyun dejó la bolsa que traía en el piso para después extender sus brazos indicándole a Beomgyu que se acercará.

La sonrisa se cursó por los labios del pelinegro, quien, con pasos lentos, terminó la distancia entre los dos, sintiendo los brazos de Taehyung ajustarse a su cintura. Una cosa que el rubio hace y a él le encanta, y lo había hecho estos últimos días desde que volvieron a besarse; cuando se abrazaban, Taehyun lo apegaba tanto a su pecho que Beomgyu podía sentir el pulso rápido de su corazón, después el rubio dejaba su rostro en el espacio del cuello y el hombro, respirando profundo su aroma, creía que lo hacía por el dato que le dijo sobre el jabón de coco.

En ese momento se sentía tan feliz, era increíble la forma en la que su cuerpo y su corazón se calman con solo la presencia del rubio. Como una neblina nubla todos sus sentidos y lo deja en un estado bobo de revoltijos en el estómago pero también una relajación completa y su mente parece tan feliz como después de haber comido chocolate.

Taehyun volvió al frente, observándolo con aquellos ojos tan hermosos, y de nuevo, ahí estaba, esa mirada de fascinación, como si fuese la mejor obra de arte en un museo, o como si fuese una pintura que todos olvidaron pero él era el único que veía a través de ella, la apreciaba y veía su verdadero valor, sus defectos, pero también virtudes, sus inseguridades, momentos débiles, su esplendor, sus encantos, sus gustos, su amor por las cosas simples, su sensibilidad.

En aquel museo, Beomgyu era una obra de arte disfrazada como la mejor, pero todos aquellos que la veían solo lo hacían en la superficie, las mentiras, el esfuerzo constante por cumplir con las expectativas de los demás, entre todas esas personas que pasaban de él, después de tener el lujo de ver tal obra de arte. Taehyun era el que se quedaba, la apreciaba, veía su verdadero yo escondido entre escombros de golpes pasados.

Taehyun veía su verdadero brillo, y entonces, de cierta manera, todo lo malo disminuía, no es como que desapareciera, pero Beomgyu simplemente, en esos momentos, podía pensar que no era tan grave como lo imaginaba.

—¿Qué pasa? — la voz de Taehyun salió como un susurro, pero no era necesario hablar más alto si estaban tan cerca

—Nada, solo... Tú me haces feliz— Beomgyu sonrió cuando Taehyun quedo atónito y de repente se sintió nervioso volviendo a esconderse en el cuello del pelinegro.

(...)

Taehyun estaba sentado en la silla del escritorio de Beomgyu, con él detrás colocando la mezcla en los mechones de cabello, su madre había subido unos minutos antes para guiar los en el proceso y que no hicieran un desastre, lograron conseguir el color deseado con ayuda de la mayor.

𝐇𝐘𝐏𝐄 𝐁𝐎𝐘 🐰 𝐓𝐀𝐄𝐆𝐘𝐔 𝐀𝐔Where stories live. Discover now