¹⁴ ❝Otra vez❞

380 40 64
                                    

Multimedia: WN93598182 (Twitter).
Tipo: hurt/comfort.
Advertencia: Ninguna.
Clasificación: G (general).
N° de palabras: 1098 (one-shot).
Publicación: 12/O2/2O23.

—————

Otra vez
⠀⠀

Abandono.

Era el tipo de palabra que le secaba la boca y lo obligaba ceder. Dicho por cualquier timbre humano poco le habría importado, lo que le asqueaba era sentirlo en los huesos. Bastaba con una presencia indeseada, o con una ausencia dolorosa, y el interruptor del abandono se encendía con la rapidez de un click. Un sutil calambre escalaba su espina dorsal, se metía en su cabeza, tomaba el mando a la fuerza y ordenaba como un dictador: ríndete, ya terminó. El resto lo conocía muy bien, sus rodillas perdían el equilibro y los brazos languidecían a sus costados, el escenario perfecto para una derrota aplastante. De ahí no quedaba más que morder el polvo y servir de trampolín a las suelas de las zapatillas ajenas. A ese niño le encantaba rebotar sobre su espalda y gritar que él era el rey del mundo. No el héroe, el rey. Otras suelas lo pisoteaban coreando un vitoreo a su alrededor, era el rey, el rey, el rey, y él se merecía ese castigo por ser mal siervo.

Cuántas veces lo había intentado, y cuántas había fallado, nunca las contó. A decir verdad, las había olvidado todas. Salvo la última.

Abandono, desesperación, el fin definitivo. Ya no era un niño, tampoco un joven reprimido, jugó mal cada una de sus cartas y se llevó a sí mismo a medirse en un enfrentamiento que no significaba más que la muerte. Hacía años que esa palabra no le calaba profundo, no le pinchaba el lado posterior de la cabeza y lo ordenaba dejarse aniquilar. Siempre, al final de cada uno de los caminos que eligiese, estaba el abandono. Sabía que estaría ahí en su carrera de monstruo, ¿pero no era demasiado pronto para ello?

¿Cuál era ese abandono? ¿Qué lo abandonaba? La esperanza, la fuerza, la voluntad, a fin de cuentas, no importaría. Si se aventuraba a siquiera preguntarlo, la garganta se le cerraba y le impedía respirar.

Justo como en este momento, donde abrió los ojos como dos faros ominosos que se clavaron en la amenaza que se atrevió a tocarlo. Se incorporó y levantó sus garras dispuesto a destrozar la presencia inoportuna.

—¡GaroOoUu!... Oh, ya te despertaste.

Se detuvo en seco y enfocó mejor con un par de pestañeos para acostumbrarse a la luz de la mañana. Aflojó los dedos y relajó los músculos antes de provocar algún calambre en su abdomen. Inhaló aire, no se estaba ahogando, exhaló, fue sólo un sueño, inhaló, fue ese otro sueño. Al siguiente exhale se le incrustó un nombre:

—Zenko...

Terminó de espabilarse al instante de pronunciarlo y se tapó el torso completo con la sábana. "Estúpido código de conducta", el movimiento brusco le costó una punzada en las costillas.

—Buenos d-...

—¡¿Qué haces aquí?!

Corrió a la niña del cuarto antes de siquiera dejarle responder, con ademanes bruscos de la zarpa mortal que ahora sacudía a muñeca floja. Una vez logrado el primer paso, indicó que le esperara afuera y volvió a cerrar la puerta corrediza. Su corazón se recuperó rápido del exabrupto, pero su cabeza aún emitía un zumbido que no le dejaría pensar con claridad hasta que desapareciese por completo.

La habitación de Badd, otra vez.

Dio una bocanada de aire y suspiró, cuando se dirigió al armario en busca de sus prendas pispeó el gran bulto de la cama. Aquel caparazón de mantas se hinchaba y deshinchaba a un ritmo moderado, de a momentos se podía oír un ruido nasal escapar de allí.

「 𝐡𝐨𝐦𝐞𝐥𝐞𝐬𝐬 」Where stories live. Discover now