⁴ ❝Hazlo tú mismo❞

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Multimedia: florbe-triz (Tumblr).
Tipo: Slice of life.
Advertencia: ¿Heridas?
Clasificación: PG-13 (mayores de 13).
N° de palabras: 863 (viñeta).
Publicación: O1/O8/2O19.

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Hazlo tú mismo

Varios productos de farmacia fueron apoyados con poca suavidad en la mesa de la sala, frente a un callado joven recién salido de la ducha. Apenas había llegado a colocarse una toalla cuando el otro chico irrumpió en el baño, por segunda vez en el día, a pedido de él. Del cabello se escapaban pequeñas gotas de agua que comenzaban un largo camino por su cabeza y rostro hasta el cuello. Fue corrido del baño para volver al punto inicial, ahora sentado de rodillas para cubrirse bien.

—Es todo lo que tengo por ahora —comenzó a hablar el que le tendió aquellos objetos, al tiempo que desviaba la mirada. Por alguna razón se sintió responsable de las ampollas que aparecieron en la espalda ajena por no haberlo asistido mejor—. Si necesitas algo más...

—No, yo puedo.

Recibió un asentimiento de cabeza y lo dejó solo en la mesa, observando las cremas, gasas y demás. Respiró hondo y largó el aire en un suspiro, tenso. No tenía idea del precio que tuvo transformarse en monstruo en carne propia y, de no ser por lo ocurrido después, habría conseguido lo que más anheló en su vida de forma permanente. De eso sólo quedaba su maltrecho cuerpo humano en recuperación, y los restos pútridos de su coraza sobre la espalda. Si era cierto lo que le acababa de contar con tanta brusquedad, él fue quien retiró aquellos vestigios de tejido muerto, y lo salvó de un dolor mayor en consecuencia. Tomó la primera crema a su alcance, en busca de una distracción; sería difícil aplicárselo sin ayuda, pero se las apañaría solo como siempre hizo.

Al rato notó que una figura se acercaba, pasó de largo y agarró algo del comedor que con el tintineo captó por fin su atención, o más bien curiosidad. Era él con su característico y perfecto copete, las ropas amén de delincuente Banchō y el bate de metal, asía las llaves de la casa ignorando la presencia del ajeno.

—¿Te vas?

—No, me vestí para limpiar las llaves. —Se detuvo en la entrada para verlo por sobre el hombro. Parecía haber recobrado la tenacidad habitual en una mirada filosa, o acaso era la imaginación de quien lo escuchaba—. Vuelvo en unas horas, pórtate bien. Que no me entere yo que decidiste escapar o algo, no traigo cobardes a mi cas-¡¿Qué te hace tanta gracia, idiota?!

Garou ni se había percatado de su propia sonrisa, entrecerraba los ojos como midiendo a su contrario. Mas, al oír la exclamación disimuló rodando la vista hacia cualquier otro punto de la sala—. Nada, rockabilly, ya vete o perderás a tu chica en brazos de un motociclista.

El chico se limitó a apretar el mango del bate y acomodarlo sobre su hombro con un gesto prepotente, una vez que se volteó. —Cuento con tu palabra, después de todo es lo único que tienes de valor. —Se despidió con ese golpe bajo y desapareció tras la puerta.

El albino lanzó una carcajada, y la sacudida le recordó el ardor del cuerpo. Al cesar mínimamente su euforia clavó los ocelos en la puerta, ansioso. Allá iba aquel héroe al que no pudo categorizar por "cazado" en su momento, uno de los poquísimos que era capaz de ponerlo en aprietos. Llevaba el mismo tupé de esa vez y no logró evitar sobreponer ambas figuras cuando cruzaron miradas minutos antes; un Metal Bat impecable y resuelto en contraposición a uno agitado, revuelto, que no le tenía asco ni pavor a nada. Ambos eran él, y a su vez se entremezclaban con el chico con el que compartió desayuno ese mismo día, en completo equilibrio y fluidez uno con otro. En sus dieciocho años no se había acercado tanto a alguien así.

Quiso volver a enfrentarse a él, la sola idea de luchar nuevamente erizaba su piel y alteraba el ritmo de su respiración, por lo que allí mismo concluyó en desafiarlo apenas terminase su recuperación. No echaría a perder la posibilidad de injuriar a un héroe más antes de su retirada definitiva. Eso fue lo que en un principio interpretó Garou sobre su propio instinto, clamaba por sangre, era la única lectura a la que daba crédito. Y nunca se equivocaba cuando le hacía caso su instinto.

Perdió una media hora dando vueltas sobre ese asunto, y cayó en cuenta recién al salir del sopor de sus pensamientos. Algunas hebras blanquecinas de cabello, ahora más cortas, se pegaron en su frente y su piel se secó. Se enfocó en lo que usaría para tratar las ampollas, y se descubrió preguntándose cómo se habrá visto la noche anterior ante los ojos de Metal Bat. ¿Se espantó, actuó al instante, supo qué hacer con exactitud?... ¿Se preocupó?

Sacudió su cabeza enfurruñado ante aquello y las gotas de agua sobre su cuero cabelludo salieron disparadas, cual animal. No tenía nada que ver una cosa con otra, y en todo caso era tema de él, no propio. Dio un bufido y cayó rendido ante un hecho, y sólo uno: qué suerte que se marchó antes de que cambiase de parecer y le pidiese una ayudita con las heridas de la espalda.

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[N/A]

Ya lo perdimos a Garou. (?)

¡No sé por qué estoy actualizando tan rápido! No nos acostumbremos, por si acaso. xD

Siento mucho si parece que la trama todavía no avanza, estoy preparando el terreno, jOJÓ✨ Además no quiero echar a perder mis ideas. uvur~♡

Una vez más, ¡gracias por leer! Sobre todo por los comentarios, ayyy, adoro esta parte del fandom, aunque seamos dos gatos locos chillando en una esquinita. xD Me hacen muy bien. ♡´・ᴗ・'♡

✨ ¡Hasta la próxima! ✨

「 𝐡𝐨𝐦𝐞𝐥𝐞𝐬𝐬 」Where stories live. Discover now