⁷ ❝Korokke❞

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Multimedia:
• "Comical dance" — ONE TAKE MAN.
• arigato_goza_ (Twitter).
Tipo: Slice of life, comedia.
Advertencia: Ninguna.
Clasificación: G (General).
N° de palabras: 1765 (one-shot).
Publicación: 17/O8/2O19.

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Korokke


Se cumplía el cuarto día de la "llegada" de Garou a la casa. Éste se encontraba en la sala de estar junto a la menor de los hermanos, él miraba la televisión y ella se agarraba la cabeza frente a su cuaderno, sentada en el kotatsu. Era imposible, simplemente imposible. Su hermano le dejó algunos ejercicios para resolver con los procedimientos que aprendió en clases, pero el último siempre era el más difícil; a Badd le gustaba ponerla a prueba. Dio un quejido y se dejó caer sobre los útiles. El pequeño impacto de su frente sobre la cartuchera advirtió al albino, que posó ambos ocelos brillantes por el resplandor de la pantalla sobre ella.

—¿Y a ti qué te pasa? —Sonó lo más indiferente posible, escondía cierta curiosidad por la velocidad con la que cumplía sus deberes.

La niña no despegó el rostro de la mesa. —Tengo que terminar estos ejercicios antes del mediodía, pero no puedo.

—¿Por qué? Es sábado. —Se encogió de hombros—. Ni que tu vida dependiera de ellos. —Recibió una negación silenciosa, se frotaban las mejillas de ella sobre las lapiceras de brillitos.

—Hermano Badd me prometió que iba a preparar croquetas para el almuerzo si terminaba temprano. —Las cejas de Garou se levantaron por inercia. Agregó—: ¡De ternera! Son mis favoritas.

Comprado.

El joven se puso en pie, altanero, y en dos largos pasos ya la tenía en frente. Apoyaba las manos sobre su cintura y esperó a que lo mirase. Derrotada, sólo ladeó la vista sin dejar de aplastar el cuaderno bajo su quijada, lucía un puchero que podría apenar a cualquier mortal, salvo a él.

—A ver, a ver. Debe ser lo más fácil del mundo y tú ahí lloriqueando.

Siguió cada movimiento ajeno con sus ojitos negros, él tomó asiento a su lado. —¿Sabes algo de Matemáticas?

—Pfft, ¿si sé? Soy un genio, niña.

Dentro del lavadero, el mayor de los hermanos alimentaba a una angurrienta Tama, y observaba cómo la felina se echaba en las mantas viejas que dispuso como cama para ella, dentro del soporte de una caja. No encendió la luz, en momentos como aquel le bastaba con los rayos del sol de media mañana que se escabullían por las ventanas chicas y alargadas que daban con la calle. Saberse aislado en aquel lugar, lejos del rumor del vecindario, le relajaba. Sonrió.

—¿Te gusta la caja? —Musitaba al tiempo que se acomodaba a su lado, con la espalda contra la pared—. Ese tipo feo y molesto me ayudó a hacértela. —Miraba de reojo cómo ella se relamía las patas para limpiarse el rostro, con paciencia, como si le escuchara de mientras. —¿Sabes? La verdad no me desagrada ese tipo, y aún no me dio nuevas razones para hacerlo, así que... —Chasqueó la lengua—. No importa.

En definitiva, no guardaba odio ni desprecio en su interior para gente como él. Poco y nada sabía de su pasado e historia, mas no le eran necesarios para comprender el meollo del asunto. Cualquier conjetura que pudiera hacerse era gracias al informe que consiguió, al que acababa de leer por completo minutos antes y descansaba sobre su regazo. Aunque prefiriese evadirlo, era un pensamiento recurrente de los últimos días. El monstruo humano del caso no se condecía con el que se refugiaba en su casa, parecía una sátira mal contada. No es que no creyese en los documentos, la fuente era más que confiable, sino que tenía la íntima convicción de que faltaban piezas en el rompecabezas.

「 𝐡𝐨𝐦𝐞𝐥𝐞𝐬𝐬 」Where stories live. Discover now