Una última noche

22 1 2
                                    


Abigaíl


Me encontraba acondicionado la cama para la llegadade Sofía, una llegada que me tenía un tanto ansiosa y nerviosa al mismo tiempo.No estaba segura de que podría pasar entre nosotras si dormíamos en la mismacama luego de haber pasado una temporada sin hacerlo, y es que cuando éramospareja no pasaba un instante en que no quisiéramos devorarnos la una a la otra.Era una situación un tanto extraña para mí y al mismo tiempo, era un pococomplicada.

Era consciente que hace unas horas, habíamos terminado nuestra relación del todo, pero la espinita de la culpabilidad me hacía mella en el corazón. A quién quería engañar, aún seguía botando la baba por esa jovencita, pese a que me había roto el corazón con sus acciones y estaba a punto de echarme para atrás en esa decisión de dormir una última vez juntas. No quería o más bien no deseaba que pasara algo más entre nosotras, porque nos terminaríamos haciendo más daño del que ya lo habíamos hecho hasta ahora.

—¿Qué haces? —escuché la voz de mi hermanita.

Para Francy era una costumbre casi ininterrumpida pasearse por mi habitación a la hora de dormir, ya fuese porque quería mostrarme algo de la escuela, porque quisiera charlar de algún tema que habíamos dejado pendiente o simplemente, para que le leyera un libro y hoy, creo que no sería la excepción. Dejé lo que estaba haciendo y me giré para encontrarme con esos preciosos ojos marrones que me miraban expectante.

—Estoy acomodando la cama como todas las noches —dije, al sentarme sobre el borde.

—Ya, pero ¿Por qué parece que Split estuvo jugando sobre ella? —expuso y yo miré de inmediato.

La pequeña tenía razón, a simple vista la cama parecía todo un desastre por lo desarreglada que se encontraba, tal como si nuestro cachorro hubiese estado jugando encima, como muchas veces ha pasado en mi ausencia.

—No me había fijado —expresé, al intentar arreglar el desorden que había.

—Creo que alguien está siendo despistada —dijo por lo bajo, al subirse a la cama e intentar ayudarme.

—No tienes que hacerlo, puedo apañármela yo sola —pronuncié, con la intención de que se fuese a dormir.

—Pero yo quiero hacerlo —replicó, acomodando el otro extremo de la cama.

—Bueno, si eso quieres —mascullé, mientras intentaba serenar mi mente.

No sé por cuando tiempo estuvimos acomodando la cama, pero cada una lo hacía en silencio, tal como si quisiéramos ordenar nuestros propios pensamientos e incluso Split, se había tomado la molestia de ingresar a mi habitación sin una invitación.

—Abigaíl —pronunció la pequeña, ajena a la presencia de Split.

—¿Le hiciste algo a Sofía? —preguntó sin miramientos.

—¿Qué te hace pensar eso? —respondí con otra pregunta.

—Cuando llegó a tu fiesta, estaba algo triste, hasta se le escapó una lágrima y pensé que era por algo que le hice. Ya sabes, como esa travesura que hice en la playa —comentó, al hacer referencia de aquel beso robado que le dio.

—Cariño, tu no le has hecho nada —dije rápidamente.

Al saber que el estado melancólico por el que atravesaba Sofía era por la decisión inicial que había tomado de darnos un tiempo y ahora con la decisión final que compartimos esa tarde, la pobre debe estar hecha trizas.

—¿Y cómo puedes estar tan segura? —refutó.

—Porque si fuese así, ya te lo hubiese dicho —dije, al mismo tiempo que me senté sobre la cama y la invite a que hiciera lo mismo.

Momentos "Mi segundo amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora