Capítulo 3

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Después de las presentaciones, nuevamente, y de tratar de recordar los nombres de todos ellos, hablaron sobre temas más triviales y de cosas que podrían hacer un poco feliz a Neil. Como que todos ellos pertenecían a un equipo. Los Foxes de Palmetto. Él estaba en su segundo año, todos eran más grandes que él por uno o varios años. Kevin había dejado a los cuervos después de su lesión en la mano izquierda y se unió al entrenador Wymack para entrenar al equipo como asistente, después de un año, empezó a jugar con ellos. Le recordaron que la lesión había sido noticia por un accidente esquiando, pero Kevin le dijo con voz tensa que había sido Riko. El anuncio de la muerte de Riko lo puso casi tan contento como haber escuchado la muerte de su padre.

-Cristo, Neil… No seas tan sanguinario- había dicho Nicky.

-Es que todo lo que me dicen parece tan irreal- Dice Neil, tratando de reprimir una sonrisa- solo falta que me digan que tengo una novia. 

Lo dijo en broma, pero la tensión volvió a surgir en el aire, casi podía cortarse con un cuchillo. El único divertido con la situación era Aaron que soltó un bufido de burla. A Neil le caía igual o peor que Andrew. 

- Que pasa… ¿me dejó o algo? ¿también murió?- dijo tratando de evitar el vacío de la pérdida de su madre. Necesitaba el duelo, pero lo haría una vez que ellos se fueran, seguramente en la oscuridad de la noche. 

-No bateas, ¿recuerdas?- dijo Matt con la sonrisa más incómoda del mundo.

-Claro, ¡Sí!- dijo Nicky- no bateas. Nos dijiste eso cuando me hice el lindo contigo- sentía sus ojos abrirse- tranquilo, estoy muy enamorado de mi novio, Erik, solo era una broma del pasado. 

Un dolor agudo recorrió la mente de Neil, parece que la conversación fue mucho más compleja para su lesión en su cerebro. Varias imágenes trataban de tomar forma en su mente, pero no podía retener casi nada de lo que veía. Recordó fragmentos de un vestuario, en donde guardaba una bolsa de dormir, el olor a quemado y la playa. Sus “amigos” decidieron dejarlo descansar, no sin antes darle un plato de comida en la mesita de luz.

-Le quitamos las verduras- comentó la chica ruda, Alisson- no te vuelvas más quisquilloso de lo que eres. Tienes que comerlas- dijo con los brazos cruzados sobre su pecho. 

Neil no comprendía para qué las habían sacado si lo iban a amonestar por ello.

-Neil no es quisquilloso, solo lo estamos mimando un poco- dijo Renne con voz suave. 

-Por cierto, te trajimos esto de la cafetería. Nos dijeron que no, pero al diablo, sé que quieres- Dijo Dan. Dejó junto al plato un durazno y le sonrió. Neil no sabía qué hacer al respecto. Parece que estas personas realmente lo conocían, aunque fueran cosas externas de él. También parecía que conocían su historia ya que Kevin habló en inglés frente a ellos. Al parecer, el Neil de antes del accidente confiaba en ellos, debería hacer lo mismo. Parece que él realmente tenía una vida. Parece algo imposible de creer.  

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La noche llegó y trató de asimilar en silencio todas las noticias que recibió, el dolor por su madre era un vacío que parecía ya conocerlo. No era un sentimiento nuevo, sino algo que ya acarreaba con él. Sintió el dolor de la pérdida hasta que las drogas volvieron a dormirlo. A la mañana siguiente volvieron sus amigos, junto a ellos estaba el entrenador Wymack y la enfermera del equipo, Abby. Estaban muy contentos de verlo, el tono del entrenador era brusco, pero se equilibraba con las palabras suaves y amorosas de Abby, mientras le controlaba las heridas. Neil trató de decirle que ya lo habían hecho por la mañana, pero ella no parecía satisfecha hasta no hacerlo por sí misma. 

El algún momento de la tarde se quedó dormido y volvió a despertarse en la noche. El sonido de una respiración a su lado lo despertó completamente, con el menor movimiento posible trató de darse la vuelta para ver quién era. Otra vez se encontraba Andrew en esa silla blanca de hospital, acurrucado con su mentón apoyado en sus rodillas.

Lo observó en silencio tratando de comprender algo, cualquier cosa. Por qué Andrew le daba tanta desconfianza, el equipo no parecía ser los mejores amigos del rubio, pero lo aguantaban y aceptaban su presencia. Si Neil formaba parte de los foxes, debía en el pasado confiar también en Andrew. 

“No confíes en Andrew Minyard”. 

Esas palabras resonaban en su cabeza cada vez que lo miraba. Alguien trató de advertirle de algo, las conclusiones que sacaba Neil eran que estos golpes habían sido producidos por Andrew y que se encontraba a sus alrededores solo para controlar que Neil mantenga la boca cerrada. Si Waymack suponía que Andrew había hecho algo tan atroz seguramente lo sacaría del equipo, ¿Eso perjudicaba a Andrew? No parecía alguien que le guste algo, menos el exy. Tal vez tenía una beca que mantener, para terminar su carrera en la universidad. Sea cual sea la razón por la que lo hizo, Neil aún no lo sabía. Debía tener un ojo sobre el rubio. 

-Mirando- dijo en voz baja Andrew, sin abrir los ojos. Neil se puso rígido en la cama al ser descubierto. Sin saber por qué, sintió sus mejillas arder, agradecía la oscuridad de la habitación. 

Luego, el chico a su lado abrió los ojos y lo observó, analizó la tensa postura de Neil y suspiró. Apoyó la cabeza contra las rodillas de nuevo y se quedó en silencio. Se miraron por lo que pareció una eternidad hasta que Neil ya no aguantó más y preguntó: 

-¿Por qué?- sus palabras sonaban algo bruscas.

-¿Por qué qué?- Neil se dió cuenta que solo lo estaba molestando.

Tenía tantas preguntas que quería hacerle, pero sus pensamientos eran lentos y perezosos. No podría tener una conversación demasiado seria y profunda en este estado. Debía esperar a estar fuera del hospital y no indefenso en esta cama. 

Neil suspiró- ¿Dónde estoy?

-Esa no es una pregunta de por qué- Neil cerró los ojos, cansado del juego de Andrew y por las drogas que le suministraban por sus lesiones. Comprendió que no obtendría información del chico, ¿Por qué pensaba que el chico que le ocasionó estas contusiones le contestaría? Neil se sorprendió cuando Andrew le contestó:

-Solo Palmetto- cierto, se encontraba en la universidad jugando Exy, aún le sorprendía un poco. Aún así, ¿debía confiar en su palabra? Al fin encontró su pregunta de por qué.

-Por qué debería creerte?

-Entonces no hagas preguntas.

Neil no dijo nada. 

Instante - AndreilWhere stories live. Discover now