Epílogo

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Hace un tiempo atrás, mi madre murió intentando alejarme de los perros de mi padre. Recorrí la carretera, llegando a Millport. Hice lo que nunca tuve que haber hecho: permanecer casi un año en el mismo lugar y jugar Exy. Quería aferrarme a algo, cualquier cosa que me permitiera dejar de pensar en lo que había perdido, eso solo me llevó a romper una de las reglas de mi madre.

No aminores el paso.

Me quedé. El tiempo suficiente para preocupar al entrenador Hernández sobre mis noches en el vestuario, la falta de atención de mis "padres" y aumentar su interés en mi juego, en cómo lo daba todo en cada partido, logrando así llamar la atención de Kevin y de Wymack. Volví a equivocarme y en vez de salir corriendo, me uní a los foxes.

Pasar tiempo con el equipo hizo que ellos aprendieran de mí y yo de ellos, me equivoqué al permanecer y dejar que ellos entraran en mi vida, logrando sentir emociones que nunca antes había experimentado: cariño, culpa, el dolor de otros y no el mío, aquel que solo había experimentado en los ocho años con mi madre.

En el momento que me enteré de los Moriyama y su relación con mi padre, tuve que haber dado la vuelta y huir, era mi segunda oportunidad de escapar, de no seguir equivocándome. El dolor de volver a estar solo hizo que me arriesgara y me quedé, para poder jugar el mayor tiempo que pudiera e intentar unir al equipo para llevarlos a la victoria. Decidí quedarme por ellos y rompí la segunda regla.

No mires atrás.

Mi madre se revolcaría en su tumba de arena si supiera que decidí acercarme a alguien, a tal punto de permitirme sentir el calor de otro, aquello por lo que antes había recibido palizas por parte de ella. Tenía razón, era peligroso. Era distracción e indiscreción. Era bajar la guardia, dejar entrar a alguien y tomar confort en algo que no debía tener. Neil había olvidado lo que era sentir el contacto ajeno sin malas intenciones.

No confíes en nadie.

Pero viví, y aquí estoy.

-Deja de pensar tanto- dice Andrew, mientras muerde mi mandíbula, comenzando a bajar por mi garganta.

Estamos en el medio de la nada, haciendo el viaje de carretera que tanto habíamos esperado hacer, el sol está cayendo, iluminando todo el costado de Andrew. Su cabello, tan dorado, volando con la ligera brisa. Estoy sentado en el capó del auto, él está entre mis piernas.

-Últimamente lo hago mucho- digo, evitando soltar un pequeño jadeo por su lengua en mi piel. Desde que recuperé los recuerdos, volvieron momentos felices con mi familia, pero también volvieron aquellos que ojalá pudiera olvidar: la muerte de mi madre, Drake, Evermore, mi padre. Andrew estuvo conmigo en todo momento.

-Entonces solo deja de hacerlo- se endereza y me mira a los ojos, no puedo evitar sonreír. Estoy relajado, al fin pudiendo disfrutar del viaje que planeamos. Un poco de paz, después de terminar el semestre y luego de las pequeñas crisis que tuve al recordar todo.

-Ayúdame un poco, creo que olvidé cómo hacerlo- digo mientras paso mi pulgar por debajo de su remera, tocando con suavidad su abdomen.

-No eres graciosa- dice con su rostro inexpresivo, intentando que su voz suene lo más plana posible.

-Soy hilarante- le robo un casto beso.

-Un tonto, quizás- me observa, luego, mira hacia mi cabello y recorre con su vista mi rostro.

-¿Quién es el que está pensando ahora? Bésame.

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Hola! Al final sí hay epílogo jajaja me había olvidado que había pensando algo así, viendo lo que tenía anotado de la historia lo recordé. 

Ahora sí, gracias por estar! sus comentarios siempre me sacan una sonrisa.

¡Nos vemos en los extras!

Instante - AndreilOnde histórias criam vida. Descubra agora