El mundo mágico

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Ellos habían logrado llegar al mundo mágico, Kitsune se notaba muy cansado porque transportar a un humano al mundo mágico era muy agotador y él apenas estaba restaurando toda su magia, incluso le había parecido una sorpresa el poder volver a su hogar, aunque en ese instante eso no era relevante para él, llevaba a Annie en la espalda y aunque se le notaba que estaba cansado no permitía que nadie lo ayudara

–Deja que yo la lleve, así podrás descansar– Hound se ofrecía cada vez que lo veía tambalearse, pero siempre obtenía la misma respuesta entre gruñidos

–No te atrevas a tocar a mi ama– Kitsune vio molesto a Hound que solo suspiro de resignación, Shiril que iba en su escoba siguiéndolos muy de cerca negó con la cabeza en dirección hacia Hound

–Déjalo, los zorros son muy obstinados, aunque deberías aceptar la ayuda de Hound, Kitsune, ya de por si venir aquí te ha dejado casi sin magia, y aún no hemos llegado a tu destino, Hound solo quiere aligerar tu carga– Kitsune lanzo una mirada llena de ira a Shiril que se apartó al verlo de aquella forma

–Annie no es una carga para mí –

–No es lo que intentaba decir– Kitsune la ignoro y continúo caminando –al menos ya hemos llegado–

Los seis llegaron a una planicie dónde había un gran árbol con hojas de color morado en el centro, su gran tronco blanco parecía brillar, mientras más se acercaban, el césped se volvía color rojo, debajo del árbol había un joven meditando, llevaba kimono morado, tenía la cabeza rapada y llevaba en la frente una marca del Yin Yang, en cuanto estuvieron lo suficientemente cerca este giro la cabeza hacia ellos sin abrir los ojos

–Sabía que vendrían – ellos intercambiaron miradas, Shiril se adelantó bajándose de la escoba

–Señor Risu, tú puedes verlo todo, el veneno de Frosch lastimó a estas dos jóvenes brujas– el joven interrumpió a Shiril

–Lo sé, yo lo sé todo, puedo ver pasado, presente y futuro– Shiril espero que terminara para retomar su pregunta

–Queremos salvar a las brujas ¿Hay alguna posibilidad? –

–La hay– Shiril se estaba frustrando con sus respuestas

–¿Puedes decirnos cómo? –

–Si puedo– Shiril le iba a gritar, pero Hound la detuvo, ella se cruzó de brazos molesta

–Por eso odio hablar con el oráculo–

–Hay una forma de salvar a las brujas, mi amo lo vio todo– ellos voltearon a la parte superior del árbol y sobre una de las ramas había un chico que tenía una cola de Ardilla y sus pequeñas orejas redondas, su cabello era corto color marrón y sus ojos también llenos de curiosidad, tenia un kimono marrón del mismo tono que su pelaje, incluso desde donde estaban podían notar que no era tan alto en comparación con ellos, el chico salto al encuentro de ellos, fijo su vista en Kitsune y sonrió –Síganme– ellos lo vieron extrañados, intercambiaron miradas, Shiril les hizo señas de seguirlo y se fueron detrás de él

–¿A dónde vamos? – Shiril veía como se alejaban del árbol en dirección a las montañas que rodeaban la planicie – y no respondas como el señor Risu, tanto enigma me confunde–

–Hace unos días mi amo me dijo que vendrían y me pidió preparar la cueva de purificación, dijo que dos jóvenes brujas vendrían necesitando ayuda, así que hice los preparativos correspondientes – ellos se detuvieron frente a una gran cueva con un cercado sagrado, la sensación que producía era de una gran pesadez aunque no era una sensación incomoda –esta es la cueva de la purificación, aquí es donde podrán retirar el veneno causado por el objeto mágico que uso Frosch– Shiril frunció el ceño ante el comentario

Zorro amaestradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora