Un día agridulce

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Después de lo ocurrido, me despedí de ÉL como si nada hubiera pasado.

Minutos antes

- Bueno. Hasta luego- le dije sin mas

ÉL me miro confundido pero respondió

- Hasta luego amiga-

Reí por la forma en que me lo dijo, como si fuera una amiga y no un amigo. Es decir como si fuera gay.

Pero yo decidí seguirle el juego y le devolví la jugada

- Lo mismo digo amigo- le dije dandole una palmada en el hombro, igual a como se despiden los chicos.

Se frotó con la palma de la mano donde le di el golpe- Vaya eres mas fuerte de lo que pensaba-

- No juzgues a un libro por su portada- le dije con una sonrisa. ÉL río.Y sabia que estaba pensando en lo mismo que yo.

- Tú no eres un libro- dijo con una sonrisa amigable. Ya no la seductora que antes utilizaba.

- Pues da lo mismo- le dije despidiéndome moviendo la mano en el aire.

ÉL me imito y luego me aleje por el pasillo.

Fin del recuerdo.

Luego de eso me dirigí al patio de comidas. Tome mi almuerzo y empece a buscar un asiento.
La verdad me sorprendió que todas las mesas del lugar ya estuvieran ocupadas. Y a leguas ya se distinguían los diferentes grupos sociales.

Se veían a los adictos a los videojuegos con sus consolas y teléfonos jugando online y hablando entre ellos.
A los rockeros con sus guitarras y hablando de música.
A los estudiosos con sus libros y cuadernos compartiendo respuestas de los deberes y analizando problemas matemáticos.
Luego a los populares y con eso me refiero a los deportistas a los músculos que practicaban algún deporte, además de sus respectivas "novias" o mejor dicho chicas de quita y pon. Y por supuesto entre ellos estaba ÉL.
Había muchos mas grupos que la verdad no pude identificar bien como los del club de lectura, los músicos clásicos, las chismosas y muchas clases mas, creo.

ÉL me saludo con la mano y una sonrisa. Yo le devolví el saludo. Después respondió algo a unos de sus amigos, este abrió los ojos como platos y luego los dos me miraron.

Los mire extrañada no entendía la situación y me sentía un poco incomoda.

Pero alguien me llamo la atención. Era una chica alta con el pelo rubio, como estaba de espaldas no le pude ver la cara pero tenía una buena figura la verdad era muy bonita no sabia porque estaba sola. Así que me acerque a ella, ya que sentía una presencia familiar entre las dos.

Cuando llegue a su mesa le salude.

- Hola, puedo sentarme contigo-

- Claro como gustes- su voz me sonaba muy familiar pero no podía recordar de donde.

Me senté a su lado y le pude ver el rostro.

Usaba gafas y tenía muchas pecas esparcidas por toda la cara. Pero no estaba maquillada. Tenía muchos libros en la mesa unos de lectura personal y otros académicos. La mire bien y ella también hizo lo mismo conmigo nos quedamos varios segundos mirándonos.

Yo estaba analizando su cara, se me hacia muy familiar pero no podía recordar de donde. Hasta que vi esos ojos azules, tan divertidos, transparentes y amigables. Solo podían ser de una persona.

-¡So!-

- ¡Amber!-

Dijimos al unísono. Parece que ella también había descubierto quien soy.

El arte de enamorar {editando}Where stories live. Discover now