16.- Haz que me olvide de todo.

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El resto del día lo pasaron como siempre que tenían partido, con sus compañeros en todo momento y apoyándose los unos a los otros para intentar calmar los nervios. Había una seriedad distinta en las expresiones de los jugadores, una concentración conjunta en el encuentro que se acercaba. Las horas pasaron rápido y cuando llegó la hora del partido, todos estaban alterados y con ganas de jugar y darlo todo. Pero nada les podía preparar para la dificultad que les supuso lograr salvar el pase a la siguiente fase, contra un oponente que en principio no demostraba ningún peligro.

La primera parte fue dominada por el equipo español. Aunque cometieron un par de errores iniciales en la salida de balón, el equipo no tembló. Se adueñó pronto del balón y Japón se resignó a correr detrás de la pelota y buscar algún contragolpe para asustar a Unai. Estuvo a punto de hacerlo Ito en el minuto 7, que se aprovechó de un mal control de Busquets, pero su remate salió desviado. Fue Morata quien metió el gol casi en el minuto 11, con un impecable remate de cabeza, tras un pase de Azpilicueta. Lo celebraron todos tirándose sobre el delantero en un abrazo emocionado mientras le felicitaban. El panorama del partido parecía a favor de España pero quedaban por delante demasiados minutos como para relajarse. Fue después del descanso cuando Japón se puso las pilas. El error del equipo español fue conformarse con el primer gol y tratar de mantener el partido como estaba. Pero la selección japonesa había salido con las energías recargadas y aprovechaban todas las dudas de balón para cargar contra Unai. Y así fue, como en el minuto 47 Doan, recién ingresado al campo, consiguió meter el primer balón en la portería española, tras robarle el balón a Balde. De ahí solo fue a peor, una jugada confusa, con el balón que parecía que había salido del terreno de juego pero validado por el VAR y un gol en el minuto 50 por parte de Tanaka.

El 2-1 en el marcador, dejaba a España con posibilidades de quedarse fuera. Volviéndose tan importante lo que sucedía en el campo como lo que pasaba en el estadio Al Bayt, donde Costa Rica y Alemania jugaban a la vez, intentando colarse en el hueco que dejase España. Con el miedo en el cuerpo, el equipo español se volcó al ataque. Luis Enrique metió a Ansu, sacando a Gavi del partido, en busca de un gol salvador. También entró Jordi Alba para buscar más profundidad por la banda izquierda, pero el partido ya era un caos con Japón siempre amenazante. El tramo final del partido rozó el surrealismo: más pendientes de lo que pasaba en Al Bayt que de su propio partido, los jugadores españoles intentaron marcar al menos el empate que les hubiera dado la primera plaza del grupo, mientas desde el banquillo se llamaba a la calma. Tuvieron una ocasión buenísima en el minuto 89, pero Dani Olmo no consiguió superar al portero japonés y poco después sonó el silbato final. El partido concluyó sin más goles dejando a la selección japonesa celebrando emocionada y un extraño sabor de boca para España. Habían conseguido entrar a octavos de final gracias al margen de goles que habían conseguido en el primer partido y gracias a que Alemania acabó ganando a Costa Rica. Pero no parecía algo que mereciese celebración y las expresiones serias de todos los jugadores españoles reflejaban el golpe que habían recibido con la derrota. Saludaron a los contrarios, que estaban emocionados por haber conseguido un pase a la siguiente fase, y se fueron a los vestuarios con una sensación agridulce.

Pedri buscó al sevillano en cuanto entró al vestuario y le encontró hablando con Jordi, que le daba palmaditas en la espalda intentando animarle. Fue hacia la taquilla donde había dejado sus cosas y se sentó en el banco resoplando y quitándose el pelo sudado de la frente. Miró al rededor y vio distintas expresiones en las caras de sus compañeros, algunos intentando verle el lado positivo y otros comiéndose la cabeza por lo mal que podían haber salido las cosas. Poco después, notó a Gavi sentarse a su lado con un suspiro y ninguno de los dos dijo nada, limitándose a dejar que sus brazos se rozasen y dedicarse una sonrisa cansada.

-Chicos - Habló Luis Enrique entrando al vestuario con expresión seria y parando en el medio para que todos pudiesen escucharle - Ha sido un partido duro, no lo voy a negar. Hemos tenido muchos errores y hay cosas que tenemos que cambiar. Está claro que hemos bajado el rendimiento desde el primer partido, hemos ido de más a menos. Pero tendremos tiempo para reforzarlo todo y hacernos más fuertes. No quiero que os torturéis pensando en lo que podría haber pasado. Estamos dentro, ha sido de una forma que no nos gusta a ninguno, pero lo importante ahora es enfocarse en el siguiente partido. Así que no quiero ver caras tristes ni enfados, somos la selección española y estamos en octavos de final. La cabeza en alto y orgullosos de haber llegado hasta aquí.

Cafuné | Pedri & Gaviحيث تعيش القصص. اكتشف الآن