27.- ¿Por qué estás así?

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En cuanto recuperaron las fuerzas y se dieron cuenta de lo tarde que era, se levantaron del sofá ambos con las piernas débiles y sonrisas tatuadas en sus caras por la felicidad que parecía inagotable. Pedri se quitó el condón y lo ató para tirarlo a la basura, volviendo al salón para ayudar a Pablo a recoger la ropa que habían dejado tirada por el suelo y quitando la manta del sofá para meterla en la lavadora. Subieron al baño para lavarse rápido una vez dejaron el salón como nuevo, besándose cada vez que podían y limpiándose el uno al otro con caricias suaves. Fueron a la habitación para ponerse algo de ropa y Pedri se vistió solo con un pantalón de chándal antes de darle un beso a Pablo y bajar a la cocina para preparar la cena mientras el sevillano se vestía.

Le esperó abriendo la nevera y pensando qué podía hacer que no tardase mucho en prepararse. Cuando escuchó a Pablo bajar y entrar en la cocina, se giró para sonreírle, encontrándose con la imagen del sevillano con uno de sus bóxers puestos y la camiseta de la equipación del Barça. Alzó las cejas sorprendido mientras Pablo se acercaba un poco, dedicándole una sonrisa antes de darse la vuelta. Y Pedri se quedó sin aire al ver el "8" y su propio nombre en la espalda del sevillano. Se acercó casi por instinto, pasando las manos por el "Pedri" de la camiseta que Pablo parecía llevar con orgullo. Su corazón derritiéndose al ver a su niño con su camiseta, una imagen que no era consciente de que necesitaba ver hasta ese momento.

Sabía que no era normal emocionarse tanto por algo tan simple como una camiseta y también sabía lo posesivo que sonaba, pero verle con su nombre solo le hacía desear poner un anillo en el dedo de Pablo y hacerle suyo oficialmente, para siempre. Nunca había pensado en casarse, pero la idea de hacerlo con Pablo cada vez sonaba mejor. Apartó esos pensamientos de su mente, dándose cuenta de que era una locura y se obligó a reaccionar.

Puso las manos en la cadera del menor para darle la vuelta encontrándose con su sonrisa y cogiéndole de las mejillas para besarle. Sus labios chocaron con fuerza y Pablo rió en su boca, dejándose besar y poniendo las manos en su cintura. En cuanto había visto la camiseta no había dudado en ponérsela y la reacción de Pedri había sido mejor de lo que hubiese podido imaginarse. Notó los labios del canario abandonar los suyos para deslizarse hasta su mejilla y solo pudo sonreír cuando Pedri comenzó a llenarle la cara entera de besos.

-¿Qué te pasa? - Rió mientras dejaba que Pedri se el comiese a besos, encantado con la sensación de los labios de este sobre su piel, las mariposas en su estómago revolucionadas y la felicidad en su pecho aumentando.

-Te queda demasiado bien mi camiseta - Murmuró dejando un par de besos más en su mejilla y otro en su frente antes de alejarse un poco para mirarle a los ojos con una sonrisa - No sabía lo mucho que me iba a gustar ver mi nombre en tu espalda.

-Yo sí - Sonrió encogiéndose de hombros y acariciando su cintura - Con lo posesivo que eres a veces sabía que te iba a encantar.

-Lo siento, no puedo evitarlo - Contestó con una mueca pasando los pulgares despacio por sus mejillas - Sé que a veces me paso un poco con lo posesivo que soy contigo y si te parece tóxico intentaré parar, es que no puedo...

-Pedri, amor - Le interrumpió negando rápido con la cabeza y subiendo una mano por su espalda en una caricia suave - Me encanta cómo eres, no pidas perdón. Además, yo soy igual contigo.

-Vale, pero si en algún momento te molesta, me lo dices - Pidió mirándole a los ojos y sonriendo cuando Pablo asintió rodando los ojos.

-¿Me la puedo quedar? - Preguntó señalando con su mirada la camiseta y usando las manos en su cintura para acercarle, estirando los labios en busca de un beso. Pedri sonrió antes de unir sus labios en un pico rápido y separarse para hablar.

Cafuné | Pedri & GaviOnde histórias criam vida. Descubra agora