6.- Aleix.

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Aleix, Aleix, Aleix. El nombre retumbaba en su mente tan a menudo que estaba empezando a odiar cómo sonaba. Pedri estaba comenzando a hartarse del chico y ni si quiera le conocía lo suficiente. Apenas había intercambiado cuatro palabras con él y aunque sabía que no era justo, ya no le soportaba. Lo peor era que el chaval parecía majísimo y tenía mucho talento, otro canterano con grandes expectativas. Y Pedri le habría aceptado en el equipo con brazos abiertos si no fuese por lo cercano que parecía con Pablo. El chico no le había hecho nada personalmente, pero acaparaba la atención del sevillano con una facilidad que hacía que Pedri le odiase un poquito. Desde que había llegado, parecían inseparables, donde iba Pablo ahí estaba Aleix, y aunque intentaba que no se notase lo mucho que le estaba jodiendo la situación, había momentos en los que le era imposible tragarse los celos. Porque eso es lo que era, celos y miedo de ser sustituido. Pablo y Aleix se llevaban tan bien, se conocían desde mucho antes de que Pedri apareciese, eran de la misma edad y parecían tener mil cosas en común. En el fondo sabía que Aleix solo era un chico nuevo, perdido y con ganas de demostrar su talento. Y que Pablo estaba siendo un buen amigo, apoyándole y guiándole tal y como había hecho Pedri con él. No era justo, era irracional y egoísta, pero Pedri no podía evitar sentirse apartado, dejado de lado. No podía hacer nada para ignorar la sensación desagradable que se instalaba en su pecho cada vez que les veía juntos. Y los titulares de las noticias deportivas y las redes sociales tampoco ayudaban.

"Aleix Garrido, la novedad del Barça."

"De la misma generación que Gavi: Aleix Garrido, ¿se convertirá en la nueva estrella del equipo?"

"Conoce a Aleix Garrido, el nuevo canterano del F.C. Barcelona que pronto jugará con el primer equipo"

"¿Gavi y Pedri? o ¿Gavi y Aleix?"

Sentía que el chaval había llegado para abrir una brecha en su relación con Pablo. Aleix no había hecho nada mal, era entendible que aprovechase el apoyo de Gavi y pasase más tiempo con él, al fin y al cabo era al que más conocía y todo era nuevo para él. Pablo tampoco tenía la culpa, no era como si de repente estuviese ignorando a Pedri, ni mucho menos. Seguía siendo el mismo con él, seguía mirando a Pedri como si fuese la persona más importante del mundo y seguía buscándole constantemente cada vez que podía. No era culpa de nadie, excepto suya por lo inseguro que era y lo mucho que se comía la cabeza. Pedri era consciente de lo tóxico que sonaba en su mente, pero estaba tan acostumbrado a ser el centro de atención de Pablo, que no sabía cómo hacerse a la idea de compartirle con otra persona. Aleix no entrenaba con ellos todos los días, seguía siendo jugador del juvenil y Xavi solo le hacía venir a algunos entrenamientos para ver cómo encajaba con el equipo. Pedri solo tenía que soportar sus celos y sus inseguridades un par de días, se intentaba convencer a sí mismo de que no pasaba nada por aguantar al chico unas horas si después podía tener a Pablo para él el resto del tiempo. El verdadero problema llegó cuando Gavi y Aleix empezaron a pasar tiempo fuera del campo y Pedri no supo cómo gestionar la sensación de abandono y soledad que le invadió. No estaba siendo razonable y lo sabía, Pablo no podía vivir pegado a él continuamente y era libre de estar con quien quisiese, pero le mataba por dentro pensar que otro podía estar ocupando su lugar.

El primer día que Pablo rechazó un plan con él para estar con Aleix, fue cuando Pedri se dio cuenta de lo difícil que le iba a resultar adaptarse a esa nueva situación. Ese día no habían tenido entrenamiento y Pedri estaba solo en su casa, muerto del aburrimiento y con ganas de pasar tiempo con el sevillano. No había dudado en escribirle un mensaje, pero no estaba preparado para la respuesta con la que se encontró.

Pedri
(13:04)
¿Te vienes un rato a mi casa esta tarde?

Pedri
(13:05)
O podemos salir a hacer algo, si quieres.

Cafuné | Pedri & GaviUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum