𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐔𝐧𝐨.

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El imperio de Eorka esta en llamas, la malvada Penélope Eckhart murió después de intentar dañar a la verdadera princesa del ducado, pobres idiotas, que creen en la falsedad de aquella muñeca vacía de cabello rosa y sonrisa superficial, pero aun así, el mal se desató y la muerte comenzaba a absorberlos.

Las personas estaban muertas, los demonios se habían apoderado de todo y aquella que todos juraban era una santa, resulto ser un demonio que había logrado su cometido.

Callisto Regulus se apoyaba en su espada para permanecer de pie. Su ojo derecho miraba lo que anteriormente fue el imperio, pero ahora solo había escombros y cenizas. Los guardias imperiales habían sido reducidos en gran cantidad y el batallón de la casa Eckart ha caído y solamente muy pocos se mantienen aun de pie.

—¡Su alteza!— exclaman, llamando su atención —¿Qué haremos?

Callisto no sabe que decir, desde que el propio Derrick Eckhart ejecuto a Penélope, sabía que nada saldría bien y ahora lo comprobaba.

—No hay nada que hacer— asegura el príncipe, ganando varias exclamaciones, pues parecian no esperar algo asi del príncipe —Estamos muertos

Había estado en la guerra por diez años, entonces, ¿Por qué se rendía ahora? No había motivo para hacerlo, pero aquello sólo era su realidad.

—Estamos pagando nuestro pecado— dijo Callisto, bajo la mirada de muchos —Creyeron a una impostora, y mataron a alguien inocente

El duque Eckhart, quien había escuchado todo, bajo la mirada. Había creído ciegamente en que Penélope había agredido y envenenado a Ivonne, pero lo cierto era que era inocente, la propia Ivonne se burló de la muerte de Penélope, alegre de que fuera Derrick quien la matará. Reynold por su parte; mira para otro lado. Lo último que le dijo Penélope fue que lo odiaba, que le deseaba la muerte misma y mientras la sangre salía de la herida provocada por su hermano mayor, ella sonrió.

Al fin podre morir y no volver a verlos fue lo que ella dijo, para simplemente morir sin más con una sonrisa en sus labios

Él no había podido decir nada, Penélope aquella ocasión no se defendió, aquella ocasión solo miraba con esperanza que Derrick la matará, y eso le mataba.

Sumergido en sus pensamientos, que no noto que una magia muy fuerte a rodeado a todo el imperio, capturando a todos con aquellos demonios y por algún extraño motivo, inmovilizadolos.

—¿Qué esta ocurriendo?— cuestiona un caballero —Su alteza

—No se— niega Callisto

Frente a todos, un enorme escuadrón de caballeros vestidos de rojo y azul, encabezados por un hombre pelirrojo.

Sus ojos grises recorren a todos y solo es cuestión de tiempo, cuando los caballeros sin temor y sin cuidado; comienzan a destruir a todos. Sin remordimiento, comienzan a matar a todos, hasta que no queda nadie, y los que estaban ahí congelados por magia, permanecían incrédulos de lo que ha pasado, pues esos caballeros habían matado a todos los demonios en un solo parpadeo.

—Príncipe Callisto— habla el pelirrojo de ojos grises, quien esta manchado de sangre de los traidores y de los demonios —Me presento, guardia real y líder del primer escuadrón de Obelia, Sir. Félix Robane

La magia que los retiene, se ha retirado de sus cuerpo y entre ellos se miran, aun incrédulos de lo que acababa de pasar.

—¿Obelia?- cuestiona Callisto —¿Qué hace Obelia ayudándonos?

Antes de poder decir algo más, es Reynold quien habla.

—¡¿Por qué nos ayudan apenas?!— exclama fuertemente el pelirosa

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Where stories live. Discover now