𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐎𝐜𝐡𝐨

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La delegación de Obelia fue presentada ante el consejo de los nobles, eso implicaba que el duque de Eckhart viera de primera mano a los dos jóvenes que estaban unos pasos atrás de quienes decían ser su padre y tío.

El duque los estudia. Ambos jóvenes visten ropas opuestas, siendo tan representativitos entre ellos mismos que le es difícil no comprarlos, porque por momentos cree ver a sus propios hijos, siendo uno tan formal y el otro tan despreocupado, tan sumergido estaba en sus pensamientos, que pronto se ve en el llamado del hijo de su mejor amigo y el propio príncipe heredero, quien le mira con los ojos entrecerrados.

—Duque, si esto le aburre puede irse— expresa fríamente el príncipe heredero, mientras frunce el ceño y lo mira —La delegación de Obelia no tiene porque ver su estado de mal animo o incluso su indiferencia

—No es eso su alteza— se presura a negar el duque

Sus ojos azules, notan que incluso los que están a su alrededor, quieren decirle algo y él lo sabe muy bien. Si bien, Eorka era un imperio basto, no se comparaba con el imperio de Obelia, que tenía grandes avances en territorio, sus minas eran extensas, sus cultivos eran elogiados y no tenía que olvidar las guerras ganadas por el temible caballero de sangre carmesí, caballero que si bien no se había escuchado una descripción física, se decía que podía él solo con un batallón, confiando en su espada y habilidades, siendo el favorito del emperador; y también siendo el modelo para seguir de Reynold. Cosa que le desagradaba, ¿Cómo es que su hijo admiraba a alguien que no conocía en persona?

La reunión ya estaba a punto de terminar, cuando el sujeto de cabello negro y sonrisa perezosa habló.

—Su alteza, queríamos saber si no hay problema en que nos quedemos hasta después de la competencia de caza— expresó el tal Lars Patterson —Nos gustaría participar y nuestro emperador expresó que él sin problema podría mandar unas criaturas para poder equilibrar la competencia sin problema alguno

—Bueno, si van a agregar más animales, no veo porque no— habla de pronto el marques Allen, el padre de la reina, tratando de ponerse de buenas con los Obelianos —Mi hija, digo la reina estará alegre de...

—Lo sentimos marques, pero sin llegar a ofender que es lo que menos deseamos, pero nuestro emperador desea que todos nuestros tratos se hagan con la ayuda de solamente el príncipe heredero— expresa Félix, quien tiene el apoyo de Roger y Anastacius —Insisto no queremos...

—¡¿Cómo se atreven?!— exclama furioso el marques, haciendo que muchos (incluso los de su propia facción) negaran ante el tono que estaba empleando —¡Mi hija...!

—¡Suficiente!

La voz de Callisto se sobrepone por encima de los demás y sobre todo el del grito del marques. El emperador que estaba ahí, pudo respirar tranquilo cuando el Callisto quien pone un alto, ahora se lamenta dejar que la reina ponga a su sufrible padre en el consejo.

—La delegación de Obelia no tiene porque ver este espectáculo— expresó el príncipe, para después voltear a verlos —Será un placer tenerlos con nosotros durante la competencia

—Se lo agradecemos— sonríe Roger, su aura relajante hace que muchos ya no sientan sus hombros tensos

Mientras se ponían de acuerdo sobre los preparativos extras, Vinter Bernadi observó de reojo a los Obelianos, desde que ingreso a la sala como segundo representante del lado neutral, pudo sentir la enorme cantidad de mana dentro del joven de cabello negro y ojos rojos, también la sentía en los otros cuatro; aunque claro, los dos de cabello blanco (parecido al suyo) no tenían tanto mana, si lo suficiente como para protegerse. Perdido en sus pasamientos, pronto escucha el chillido de exclamación del marques Allen.

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Where stories live. Discover now