𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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«Obelia»

La carta de Callisto fue enviada con éxito y en aquellos momentos; en el ducado Robane, los dos varones de la casa; estaban comiendo tranquilamente, como cada tres días se hacían.

Los ruidos de los cubiertos eran lo que más se escuchaban y en aquellos momentos, cuando de pronto, un hombre de cabellos negros y ojos rojos anaranjados se acercaron a donde estaban ellos.

—Maestros— llamó el joven mayordomo, captando la atención de los dos pelirrojos

—¿Sebastián?— cuestiona el gran duque, dejando sus cubiertos brevemente en su plato— ¿Qué ha pasado?

—Es una carta desde el imperio de Eorka,  parece ser que hay pistas de la princesa perdida— expresa el mayordomo

Sebastián es testigo de cómo sus amos se ponen de pie de manera rápida, por lo cual; le extiende la carta de manera rápida y los observa, la manera en que los ojos grises de los dos se vuelven brillosos, pero él sabía que era por el contenido de la carta.

Duque Robane.

Esta carta es para informarle que hay una probabilidad que la joven dama que usted está buscando se encuentra aquí, en el imperio de Eorka, bajo el "cuidado de la cada Eckhart" aunque sinceramente, no podría señalarlo como un cuidado adecuado, pues el duque sólo la ha tomado de donde estaba para sustituir a su hija perdida (y posiblemente muerta). Su hija ha sufrido de varios maltratos, burlas por parte de los nobles y personal del ducado mismomarcándola de las peores maneras.

Ella está bajo el nombre de Penélope Eckhart, la princesa falsa o el perro rabioso.

Espero que esto le sirva.

C.

La carta terminaba así, como si nada, pero a los hombres Robane no les importa eso, solo era detalle de que se mencionaba a la dama perdida, dama que ansiaban tener frente de ellos.

—Padre— llama Félix, captando la atención de su padre, quien le mira —¿Será posible que ella...?

Gabiel no sabe que responder. ¿Qué se supone que le diría a su hijo? ¿Qué la carta podría ser verdadera? ¿Qué pasaba si rompe su corazón? ¡No podría! Por lo cual, miro a Sebastián, pidiendo ayuda a su mayordomo.

—Mi me permite joven amo— llamó el azabache, tomando suavemente la carta en sus manos y examinándola.  —Ciertamente no sabemos si la señorita podría o no estar viva, pero puedo analizar la carta, a veces el mana de la persona que es sincera; no miente 

—Hazlo— pide apresuradamente Félix

Sebastián observa a sus maestros. Él sabe que es importante para ellos tener alguna pista de la dama perdida, así que hará lo que sea para confirmar que ella este realmente con vida. Susurrando en un idioma antiguo y desconocido para los pelirrojos, el sobre en la mano de Sebastián comienza a brillar, hasta que se detuvo y una sonrisa apareció en el rostro del mayordomo.

—Confirmado, la persona que lo ha escrito no posee mana, pero tiene sangre de algún animal antiguo, y la esencia de este es sincero — expresa Sebastián con tranquilidad 

Félix y Gabiel sueltan el aire que parecen haber estado reteniendo y Sebastián observa a sus maestros y solo puede sentir tranquilidad por ellos. 

—¿Le preparo el caballo joven maestro?— cuestiona Sebastián, mirando al pelirrojo más joven —He de suponer que ira a ver al emperador para darle la noticia, ¿No?

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα