𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐞́𝐢𝐬

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Penélope había creído que todo había sido un sueño, pero a la mañana siguiente, antes de que incluso los primer rayos de sol aparecieran, ella se levantó y lo vio, ahí a su lado estaba Félix Robane, su padre.

Sonríe. Ese honorífico suena tan bien para él, a diferencia que con el duque, a quien se había visto en la obligación de llamar así, con el pelirrojo salía tan natural.

Lo observa. Él estaba apoyando su cabeza sobre sus brazos cruzados, como si hiciera de una almohada, pero sabe que es su gesto para demostrarle a ella que esta haciendo guardia, que le esta cuidando en sueños, y sonríe al descubrir algo más.

—Se que no estas dormido— dice con voz tranquila 

Una risa ronca sale de Félix, y un recuerdo borroso llega a ella, de un pelirrojo mucho más joven, acostado en la cama con ella y alguien más, riendo divertido por algo y por inercia acerca su mano a la mejilla de él.

—Papá— le llama con cierto miedo, temiendo que él se enoje por llamarlo así, pero no hay rechazo, en su lugar una brillante sonrisa le es dada

—¿Si mi amada hija?— cuestiona, con voz dulce y ojos brillosos 

Pero Penélope no dice nada, en su lugar, se abraza a él. Félix pasa una de sus manos por los largos cabellos de su hija, y finalmente le abraza aun más fuerte y le da un suave beso en la frente, beso que parece volver tan soñadora a Penélope, pues sus mejillas se adornan con un suave tono rosa pastel y sus ojos se iluminan, llenos de inocencia, una inocencia que no había visto desde que la perdió, una inocencia que Penélope nunca había demostrado a los Eckhart's.

De pronto, unos golpes en la puerta son escuchados. 

—Mi señorita— llaman, era Emily, así que Penélope le hace un gesto a Félix y este se esconde debajo de la cama

—Adelante Emily— dice Penélope, conteniendo la risa, de la imagen de su padre escondiéndose debajo la cama

Emily ingresa, en sus manos lleva una bandeja de comida, misma que esta bastante compleja, y que hace que quiera degustarla de una buena vez.  

—Oh vaya— sonríe encantada Penélope viendo la enorme bandeja  —No creo acabarme todo esto, Emily 

—Lo se señorita, pero supuse que necesitaría mucha energía — expresa la castaña  —¿O me equivoco? 

—No, pero hay algo que necesito hablar contigo— comenta tranquilamente Penélope, para después señalar hacía la cama —Toma asiento 

Emily obedece y se sienta en la cama, cuando Penélope cierra la puerta, no nota como esta adquiere un hechizo de privacidad, misma que si bien le da una suave recarga, solo parece ser el aviso de que puede estar en paz. 

—Emily, hay algo que deseo decirte— dice Penélope, sentándose frente de ella

—¿Es algo malo mi señorita?— cuestiona preocupada Emily 

—No, todo lo contrario— sonríe la peli-magenta —Es algo que nos podría ayudar mucho a las dos 

Emily escucha atentamente lo que su señorita le esta diciendo y se siente de varias maneras, pero sobre todo, se siente en paz, siente alegría de saber que su señorita tiene una familia, pero hay algo que le preocupa.

—Mi señorita, ¿Puedo ir con usted?— cuestiona con voz temblorosa —Prometo que me portare bien 

Antes de que Penélope dijera algo más, una voz se escucho.

—Contratada— dijeron 

Emily iba a gritar, hasta que vio el llamativo cabello de Sir. Félix, quien le miraba con brillosos ojos grises a la dama. 

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Where stories live. Discover now