𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞

1.5K 155 89
                                    

«Dos décadas y media antes»

La mirada de un infantil Félix Robane estaba no solo en la silueta del segundo príncipe, Claude de Alger Obelia, sino también en la quinta princesa de Tempes, Verónica, quien llevaba un hermoso vestido color rojo, tan llamativo y perfecto que le hacía ver más que maravillosa. Con diez años, sabía lo que quería, lo supo desde hace un año atrás y eso era casarse con la hermosa princesa de cabellos violetas. Podía sonar tonto e infantil, pero desde que la vio, hace solo un año atrás, cuando ella bajo por las escaleras del palacio imperial Alger, vestida con sedas y encajes blancos, tan hermosa como ella sola podía ser.

Sus ojos grises observan como ambos imperiales dan vueltas por el jardín del ducado Robane. 

—Félix, ven con nosotros— decía ella con calma, alzando su mano hacía donde estaba él 

—Pero sus altezas, yo...

Sus palabras son cortadas cuando los ojos enjoyados de Claude, el segundo príncipe de Obelia se posan en él. 

—Nada— dice, Claude, mientras le hace segunda a Verónica, momento donde agarraba valentía al tenerlos a ellos dos cerca —Vamos Robane, es aburrido que solo te quedes viendo

—Aparte, estamos en tu casa y los adultos están discutiendo temas pocos importantes — asegura Verónica 

—Tienes razón— dijo poco convencido el pre-adolescente de diez años años —Aun así, debemos de tener cuidado de no llamar la atención, vengan

Alegres de tener al pelirrojo rodando a su alrededor, la niña de nueve años y el niño de ocho, se apresuraron a seguir al propietario del enorme terreno, hasta llegar a una enorme glorieta de marfil con alto techo de cristal que permitía que la luz del sol, iluminara el lugar.

—¡Este lugar es hermoso Félix!— había exclamado la bella niña de cabellos violetas —¿Cómo es que no sabíamos de este lugar?

El príncipe Claude solo asiente, también tiene dudas sobre esa información. 

—Yo...Bueno...— la voz de Félix era muy dispersa, como si decir algo, le causara problemas, claro, hasta que la calidez de la mano de Verónica tomo la suya y le sonrió—. Era de mi mamá, es mi lugar secreto 

Cautivados por la belleza del lugar y de los sentimientos que provocaban en el propio Félix con su rostro sonrojado y avergonzado, los tres se pusieron a jugar con calma. 

Estando en el ducado Robane, el segundo príncipe no tenía que ocultarse de su horrible madrastra, no tenía que esconderse de las sirvientas que la emperatriz mandaba para que lo golpearan, y ni mucho menos, era azotado por el amante clandestino de la mujer que lastimosamente era la madre de su hermano mayor. No, claro que no. En el ducado, el gran duque Gabiel Robane, le permitía ir libremente, al final de cuentas, era su hogar y ni la emperatriz, ni el emperador, tenían poder sobre el ducado que les proporcionaba los grandes ejércitos que manejaban a la hora de la guerra. 

Alegres y contentos de poder correr de manera libre, los tres disfrutaban de su tiempo juntos, hasta que escucharon la voz de una mujer. 

—¡Agh! Odio el lodo— decía, su voz tenía una tinta de tener odio y repulsión —¿Por qué tenemos que venir por acá? El gran duque esta en la sala de conferencia con los enviados de su majestad

—Ya cállate Evelyn— dice una segunda voz, esa suena más cansada que la primera, no hay señal de odio o repulsión en la misma. —Si estamos aquí, es por tu culpa 

—¡¿Mía?!— chilló la nombrada Evelyn, causando que la segunda estrella del imperio, se asustara, parecía que le recordaba a la irritante voz de su madrastra.— ¿Y porqué mía?

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Where stories live. Discover now