Capítulo 356 - Cierre

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ARTHUR LEYWIN

La hoja (de una espada) etérica en mi mano — no más grande que una simple daga y con los bordes nublosos, se estrelló contra una criatura alada hecha de piedra antes de romperse parcialmente, aun incapaz de resistir el impacto.

Mi mano se envolvió alrededor de la garganta de la criatura. Parecía un murciélago con la cara aplastada petrificada y una boca enorme. Sus anchas mandíbulas se abrieron enloquecido a solo unos centímetros de mi cara mientras sus garras dentadas se clavaban en mis brazos en un esfuerzo desesperado por acercarse a mi rostro.

Sosteniendo la gárgola hacia atrás con una mano, conjuré la hoja de nuevo en mi otra mano y la hundí en la cabeza de la bestia, que se partió con un resonante crack.

La hoja se rompió y se desvaneció, dejándome con los brazos vacíos para defenderme mientras dos gárgolas más caían en picada hacia mí.

Dos rayos de fuego oscuro golpearon a las gárgolas que descendían y las bestias que se precipitaban explotaron. Sus escombros cayeron al suelo como granizo y lanzaron pequeñas salpicaduras donde aterrizaron en el arroyo que dividía la zona.

Miré hacia atrás para ver a Caera extendiendo su brazo, revelando el brazalete plateado que había tomado de la sala de tesoro de los Spear Beaks. Parecía delgado contra su muñeca, apenas más que un brazalete decorativo cubierto de intrincados grabados.

Dos estrechos fragmentos de plata giraban a la defensiva a su alrededor, brillando con una luz oscura. En el siguiente aliento, comenzaron a atenuarse mientras flotaban de regreso al brazalete y se volvían a conectar, encajando en el patrón de los grabados.

Regis trotó hacia nosotros, escupiendo un trozo de piedra de su boca.

Detrás de él, la zona se extendía a lo lejos, cubierta con los restos de nuestro paso.

Estábamos en un cañón con escarpados acantilados rocosos a ambos lados. Ellos se he regían tan alto que solo se podía ver una franja de cielo por encima de nosotros, como un reflejo de la corriente fina y clara que corría a lo largo del suelo del cañón. Rocas sueltas y escombros, los restos de las criaturas de las gárgolas, cubrían el suelo del cañón.

"Que sacudón," dijo Regis, inexpresivo.

"Lo admito, no estuvo mal una vez que las cosas se pusieron en marcha," respondió Caera, manteniendo cuidadosamente una cara seria excepto por el más leve temblor de sus labios. "De hecho, eso fue bastante ... increíble."

"Creo que la diversión, como la belleza, está en el ojo de la roca ..." respondió Regis, con la voz temblorosa mientras trataba desesperadamente de no reír.

Me puse en frente al portal de salida con un profundo suspiro. "Estoy tan contento de haberlos traído a los dos."

Caera se acercó a mí. "Oh, no seas tan inexpresivo, Grey."

"Sí, princesa. No deberías tomarnos por granito." Regis se quebró, ladrando de risa.

Ignorando a mis compañeros, me concentré en el portal, mi mente trabajando en una pregunta que había estado llevando conmigo desde que adquirí el Compass.

Tenía que ser algo más que un generador de portales que nos llevara dentro y fuera de las Relictombs a voluntad. Mi mente seguía volviendo al djinn. Por difícil que fuera de creer, ellos habían diseñado y construido este lugar. Debieron haber tenido una forma de viajar a través de esto, y ya sabía que el Compass podía interactuar con un portal Relictombs.

Una imagen se destelló en mi mente, el falso recuerdo implantado por Sylvia con su último mensaje para mí. La claridad del recuerdo se había desvanecido con el tiempo, pero sabía que era una de las zonas que conducían a la siguiente ruina del djinn.

The Beginning After The End  👑 CONTINUACIONWhere stories live. Discover now