XXXVIII . Mi vida entera por sacarte de las penumbras

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9 de Agosto 1943

La mañana había llegado con un sol abrazador, faltaban dos días para el tan esperado evento el cuál a K'ukulk'an le había costado mucho preparar, era cierto que Olivia venía a calmar sus insomnios, sus ataques de estrés y enojo pero no podía negar que estaba preocupado porque todo saliera bien, no solo con el evento, también con ella, tenía que advertirle sobre Zacil, no quería tenerla insegura ante seguramente los coqueteos que le dé.

Está vez no ocultaría secretos, porque podría ser un Dios, alguien fuerte que podría derrotar a alguien solo con un puñetazo, pero era un cobarde con miedo de que ella lo dejará, de volver a lastimarla.
Esa sensación de no tenerla con él no quería volver a sentirla, la verdad se la diría, la pregunta es ¿Cómo? Si le daba vergüenza lo que le hizo a Mactzil con Zacil.

Mañana llegarían todas las visitas de las distintas ciudades que pertenecen al grande Talokan, a ambos les tocaría recibirlos y era algo que aún tampoco le decía.
Pero por lo mientras, la pareja y el pueblo podían estar medianamente tranquilos.

Ella hoy le diría la noticia de su embarazo, tenía miedo de ser usada de nuevo, de que todo de nuevo fuera una mentira, pero quería amar, confiar, quería hacerlo feliz con la noticia que según sus palabras deseaba eso con toda el alma.

Había estado toda la semana ocupada en los preparativos para su noche juntos, adornó toda la habitación en la isla Maya, puso un montón de plantas en macetas colgadas en el techo, con velas también colgadas, caracolas pegadas en algunos lugares de las paredes haciendo el lugar mucho más acogedor.

Yamil le había ayudado en todo, estaba feliz por ella y esperaba que todo saliera bien.

Le dedico tiempo a su tejido, la chambrita con estambre color amarillo que tanto le había costado, así le daría la sorpresa, la había estado tejiendo durante las clases y una vez casi la descubre, también durante los últimos días se había obligado a fingir que no le daba asco todo, hasta lo más mínimo, se había vuelto sensible ante los olores y comidas que una vez de verdad se iba a vomitar mientras estaba con él.

Si no se lo decía ya, él por su cuenta le iba a preguntar e iba a ser más incómodo y difícil de explicar.

-Al rato ¿Puedes ir más tarde por mi?-Mientras la peinaba.

-¿Por qué nena? ¿Necesitas ayuda en algo?-Estaba ya en el final de su trenza.

Ya se había hecho una costumbre que él la peinara y ya amaba hacerlo, pasar los dedos por su cabello color café, como el color del tronco de una palmera, lacio y suave, mientras platicaban, era ya un ritual de su mañana para platicar sobre él dia que les esperaba.

-No, solo quiero mostrarte algo ¿Puedes?-Se volteó a él cuando terminó con su cabello.

-¿A qué hora?-Le beso la frente.

-Cuando el sol ya esté dormido.

Él aceptó, le extrañó un poco pero accedió porque así le daría tiempo de hacer muchas más cosas faltantes, cuando volviera con ella planeaba decirle y también resolver su duda sobre qué era lo que le pasaba en los últimos días.

Fue a dejarla a la orilla del mar teniéndola cargada con sus piernas rodeando su cadera mientras pasaba los dedos por sus orejas puntiagudas y sentía la fría piedra de jade.

-Cuando el sol ya esté dormido.-Rectifico y ella asintió teniendo los brazos en el cuello del Dios mientras caminaba hacia afuera.

-No antes, no después.-Le pidió dándole un tierno beso.

-Estás muy rara.-Olivia negó dándole una risita.

Llegaron a la arena caliente para que ambos fueran por su lado a hacer sus labores.

Sin Amor - Fanfic Namor Where stories live. Discover now