¿Cuentos? ¿Leyendas? ¿Dioses? ¿Amor? Todo en lo que no creía Olivia le fue mostrado, en tan poco tiempo y sin tanto esfuerzo la enamoró.
Era el año 1943, año de guerra para el mundo y ella, pero, el mar yucateco lo ocultó todo y lo volvió felicidad.
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22 de Septiembre 1943
El día había llegado, no solo la despedida sino también el otoño.
Después de aquella aparición a Yamil, la mujer que lloraba por las noches no volvió a aparecer y así la tranquilidad a la aldea había vuelto. Olivia el día de ayer había dado su última clase, lloró y mucho, pero se tuvo que despedir, el restó del día estuvo triste, esquiva que Namor quería animarla, al final ese día sería la verdadera despedida y no quería verla triste toda la tarde.
Era consciente de que dejar de ir a la isla significaba no sólo un cambio de rutina para Olivia, también cambió de personas, de sentimientos, de todo lo bonito que sintió ahí cuando era una recién llegada que necesitaba ese sentimiento de aceptación. Y eso le preocupaba, la forma en la que se iba a adaptar en un lugar donde es la Reina.
Olivia por su parte, ya sabía a lo que se iba a dedicar cuándo dejará de ir, al campo, a lo que se comprometió cuándo hizo su hetzmek, pero todo sería nuevo para ella, otra vez.
Estaba dormida, su tristeza no le permitía levantarse y mucho menos el dolor de cabeza que la tomó desde el día anterior, alguien quería tomar el control para salvarla de sus sentimientos. Namor despertó boca arriba, ella se apartó del abrazó que le dio durante la noche, estaba enojada eso era claro pero también estaba resignada.
Se puso detrás de ella, la abrazó, besando su nuca y combinando su calor al estar juntos.
—Despierta mi amor.—Pegandola más a él—Aún debemos pintar..
Comenzó a despertar, puso sus manos sobre su rostro, no quería despertar, no quería enfrentar todo.
—Hoy dibujaré el barco en el que llegaste.—Beso su hombro desnudo por el camisón.
—Candy.—Contestó suspirando, sin querer verlo pero aceptando ese abrazo sincero.
—Vamos, hay que levantarse.—Ella asintió.
Se levantaron y vistieron, K'ukulk'an aún viendo su rostro triste y algo alejado de la realidad mientras desayunaban verdolagas en guisado. Nunca abrió la boca, quería llorar pero no podía y no sabía porque pero le estaba doliendo no solo el día, la despedida. Se prepararon para salir, Olivia tomó la bolsa que hace ya semanas Yatzil le había regalado, incluso esa bolsa traía muchos recuerdos, se la colgó.
—Ya no quiero que estés así conmigo.—Le dijo triste K'ukulk'an, haciéndola mirarlo, tomando su rostro con ambas manos—Se que esto no te gusta, pero, tengo que cuidar a todos, ya te lo había dicho...
—Ya lo sé Kukulkan y, entiendo, está bien, solo no me pidas no sentirme como me siento.—Él asintió besando su frente.
— Entiendo ¿Ya elegiste el día cuando vayas a verlos cada año?—Le arrancó una sonrisa.
— Si, el día en que nazca nuestro hijo, quiero que lo conozcan...
— Me parece, eso será en algún día de Abril.—Olivia rio con emoción—.Al menos según tus cuentas...
