-.Capítulo 16.-

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Cinco minutos después, Xiao Zhan se arrepintió de su travesura.

Yibo lo estaba penetrando tan fuerte, que había cumplido el objetivo del acto: olvidarse de todo y solo pensar en lo delicioso que se sentía la polla dura de su esposo dentro de él.

Pero el arrepentimiento claramente no era por el placer que sentía, sino porque podía sentir ligeramente que mañana sería el live action de Bambi.

–Te estás distrayendo, Zhan-ge – escuchó la voz de Yibo desde atrás.

Yibo lo embestía a un ritmo constante y cada vez que lo hacía, emitía un gemido que llegaba como un toque más a los oídos de Xiao Zhan.

Xiao Zhan era un desastre de sudor en la cama, las manos de Yibo en su cintura se sentían ardientes, y el chapoteo de sus cuerpos sonaba lascivo.

Xiao Zhan volteó su rostro en busca de su esposo, y Yibo se aproximó al rostro de Xiao Zhan sin dejar de embestir. Un beso lujurioso y descuidado agregó más placer al cúmulo de sensaciones de ambos. Yibo mordió suavemente la oreja de Xiao Zhan pasando descuidadamente su lengua por ella, luego susurró seductoramente.

–Zhan-ge, ¿quieres acabar?

–Por favor, Bo-ge... quiero acabar, por favor

Yibo tomó el miembro erecto de Xiao Zhan, que ya estaba goteando un líquido semi transparente.

–Pero que bonita polla... vamos, Zhan-ge, dámelo...

–Bo-ge.... Bo... – los gemidos entrecortados de Xiao Zhan resonaban en la habitación.

Con un gemido gutural Xiao Zhan acabó, salpicando parte de su pecho, las manos de Yibo y las sábanas. Y al hacerlo, apretó de tal forma a Yibo que también acabó.

Salvo por el molesto detalle de que no usaron preservativos, todo terminó bien: Xiao Zhan estaba aturdido en otra dimensión, Yibo estaba satisfecho y todos felices.

Yibo dejó a Xiao Zhan en la bañera con agua tibia, mientras el cambiaba las sábanas. Cuando volvió al baño, Xiao Zhan estaba dormido.

A Yibo le causó tanta ternura que lo lavó bien y lo llevó a la cama, secó su cabello delicadamente y luego él se bañó rápidamente para volver a la cama.

A la mañana siguiente, Xiao Zhan apenas se podía mover, y miró con los ojos entrecerrados a Yibo mientras comían su desayuno.

–¿Por qué me ves así, Zhan-ge?–Pregunta Yibo, quien lucía radiante, mientras mordisqueaba una tostada.

–Te perdono solo porque trabajo sentado.

Yibo se rio y le lanzó un beso.

–Zhan-ge, mañana debo viajar, pero no será un viaje largo. –Yibo mencionó esto rápidamente.

–¿Cuándo vuelves? –Xiao Zhan preguntó mientras bebía su café.

–Mañana o el domingo... En realidad, llegaré lo antes posible.

–¿No será agotador viajar por un día? ¿A qué ciudad vas?–Pregunta Xiao Zhan nuevamente. Le preocupaba los constantes cambios de sueño que ha pasado Yibo estos días.

–Voy a... –quería mentir pero sabía que siempre era mejor decir la verdad– voy a Rusia.

–¡¿A Rusia?!– Xiao Zhan casi escupe su café – ¿es tan necesario que hagas estos viajes? Son demasiado desgastantes, Bo-di.

–Lo sé, pero el tío lo pidió, y espero que sea la última vez.–Está última frase lo dijo un poco molesto.

–De acuerdo, ¿te puedo acompañar al aeropuerto?

Atado a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora