-.Capítulo 27.-

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Xiao Zhan estaba tan enfocado en lo que sentía, que ni siquiera se dio cuenta que Yibo a veces desactivaba la cámara o que silenciaba el micrófono, hablaba en los momentos justos que Xiao Zhan necesitaba una orden o alguna indecencia caliente. Yibo debía controlar su cuerpo, ya que solo escuchaba los gemidos incesantes de su esposo, su miembro pedía a gritos ser liberado del pantalón.

La ama de llaves de la casa Xiao reconoció a Yibo y lo recibió. Sin mucho preámbulo Yibo le dijo rápidamente que venía a visitar de sorpresa a su esposo y que ahora estaban hablando por teléfono.

La mujer asintió y retiró a cualquier sirviente que estuviera cerca del acceso al segundo piso. No era muy difícil notar qué clase de visita sería.

-Bo-ge, te necesito tanto... mi agujero te necesita - gemía Xiao Zhan y Yibo lo seguía escuchando por los audífonos dirigiéndose rápidamente a la habitación de Xiao Zhan.

-¿Qué harías si estuviera contigo? -Pregunta Yibo pegado a la puerta de la habitación, escuchando levemente los gemidos.

-Te pediría que hicieras de mi un desastre...

Yibo iba a entrar sigilosamente a la habitación con la llave que le dieron, siguiendo el juego de la videollamada

- Entonces... ponte en cuatro mirando la cabecera de la cama...

Cuando escuchó que Xiao Zhan se movía y se acomodaba, lentamente entró y cerró la puerta en silencio.

Xiao Zhan seguía en éxtasis, debido a la calentura y la emoción de, según él, tener una videollamada con Yibo en su casa, temiendo que alguien los descubra.

-Listo, Bo-ge, estoy listo, por favor penétrame, me he portado mal...

Yibo quería hacerlo sufrir un poco, pero su excitación no daba más, así que caminó lentamente hacia la cama y se inclinó hasta llegar al oído de Xiao Zhan, mientras que con el dedo índice comenzó a tocar desde la nuca siguiendo su espina dorsal, hasta llegar a su entrada...

-Pero tu lindo agujero no está listo, ¿acaso quieres que te haga daño?-Dijo Yibo.

El cálido aliento, su perfume, toda esta presencia le confirmaba que era Yibo, su esposo. Aunque quiso sonrojarse y sentir su propia vergüenza, no iba a arruinar el momento.

-Bobo... haz... haz conmigo lo que quieras.-Dijo Xiao Zhan con la cara roja.

-No te vayas a arrepentir.-Dijo Yibo con una sonrisa ladeada.

Lo primero que hizo fue quitarse el reloj y la camisa, dejando el níveo cuerpo tonificado a la vista.

-Como veo que no tienes lubricante a mano, traje el mío- y se inclinó a lamer su entrada.

-¿Qué? Yibo... no hagas eso... es sucio

Yibo no prestó atención a lo que decía y solo se fijó que toda el área estaba limpia y suave, su entrada se notaba muy rosada y pedía a gritos ser devorada.

-Después de esto, tú y yo hablaremos, jovencito. -dijo Yibo, dándole una nalgada y volviendo a pasar su lengua por el rosado agujero, tomando con las manos esos dos melocotones. Apretaba con tanta fuerza que las manos quedaban marcadas en el trasero de Xiao Zhan, y ya tenían un color rojizo.

Xiao Zhan no paraba de gemir y a ratos sentía que se iba a desmayar de placer sobre la cama.

Yibo abrazó sus caderas y continuó comiendo ese dulce manjar de melocotón.

-Dios... eres mi perdición...

Yibo tenía en primera plana el gran trasero perfecto de su esposo, la cintura pequeña y la espalda que parecía un lienzo en blanco, listo para plasmar su obra.

Atado a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora