Transparencia

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Poco a poco abrió los ojos. Cuando todo se fue aclarando pudo visualizar el lugar donde se encontraba: La enfermería.

La luz que entraba por la ventana tenía tonalidades cálidas. Pronto comenzaría a oscurecer.

—Vaya que te hicieron papilla —comentó su compañero de prendas coloridas con alivio de verlo despierto.

—Lástima que no acabaron conmigo. Siento como si me hubiera arrollado un camión —dijo y trató de estirar su cuello teniendo como resultado un grito de dolor.

—¿Qué fue lo que pasó en el pasillo? —preguntó el chico flor.

—¿Ah? —Él apenas procesaba lo ocurrido —. No lo sé, perdí el conocimiento en algún punto donde me estaban golpeando.

—¿Por qué te golpearon?

—El estúpido grupo de maleantes de Julius me estaba insultando ¡Yo solo caminaba tranquilo por el pasillo!

—Esos brutos, no tienen nada mejor que hacer. —Desvió la mirada y se cruzó de brazos.

—Mowdown me estaba molestando, ¡yo solo contraataqué y de allí se lanzaron a golpearme entre todos!

—¿Dijiste algo sobre su madre?

—¡Reaccioné sin querer ante la provocación!

—Mmh, bueno, ahora tiene sentido —comentó calmo, pues tenía algo más importante que preguntar— ¿Qué ocurrió después?

—No sé, te dije que perdí el conocimiento.

—¿Sabes quién te trajo a la enfermería? —insistió.

—¿Tú?

—No.

—¿Rocky?

—Fue Ocho.

—...

La habitación se quedó en silencio unos segundos.

—Perdona. ¿Creí escucharte decir que el psicópata de Ocho fue quién me trajo aquí? —soltó una risa nerviosa.

Leslie asintió con la cabeza.

—Claaaro, al rato me dirás que incluso peleó en mi defensa —refutó sarcástico.

—Parece que así fue.

El rostro del rubio no mostraba que estuviera bromeando.

—No, esto no puede ser, digo. Leslie, sabes que es imposible.

—Gumball, le gustas a Ocho.

—...

—Lo sé, es terrible. Debes ver la forma de cortarle las alas. Es un demente. Si se acerca más, empezaran un sin fin de malentendidos donde si lo haces enojar el resultado será peor que esto...

Leslie permaneció hablando mientras en la mente de Gumball el sonido del exterior empezaba a distorsionarse y ser cada vez más inaudible, dejando solamente sus pensamientos a flote.

—¡Eso es! —exclamó como si hubiera descubierto algo extraordinario.

—¿Qué cosa? —preguntó su compañero desconcertado.

—Para evitar que esos imbéciles me molesten solo tengo que estar cerca de Ocho.

—No escuchaste nada de lo que te dije, ¿verdad?

—No te preocupes, Leslie. ¡Utilizaré las cosas a mi favor como me has enseñado y así nada podrá salir mal!


Sentimiento inconclusoWhere stories live. Discover now