Arranque (1/2)

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No estaba prestando atención a la clase. Tuvo que desistir de aquellos sentimientos de odio gracias a las palabras de su hermano. No obstante, eso no lo dejaba tranquilo, ya que no podía dejar de pensar en que pasaría fuera del aula o durante los descansos. Maldecía no tener a Leslie a su lado y estar en diferentes salones. Tenía compañeros con los que hablaba en su mismo salón, pero no era como si pudiera contar ese tipo de inquietudes que él presentaba.

Movía la pierna derecha con evidente ansiedad y miraba al frente ideando posibles planes para no estar solo.

—Oye —escuchó un susurro.

No hizo caso, no era una voz que conociera de todos modos.

—¡Psss! —se escuchó con insistencia— ¡Oye, chico gato!

Al escuchar aquel apodo, como si de verdad tuviera orejas gatunas, rápidamente buscó el origen del sonido, lo cual le llevó a toparse con un chico de piel morena y cabello oscuro que estaba a dos bancas a la izquierda.

Gumball dio un vistazo nuevamente al frente para verificar si su profesor se daba cuenta de que no estaba prestando atención. Al parecer el día de hoy le daba igual que estuviera aplicado a su explicación.

—¿Qué? —susurró con algo de molestia. Lo había interrumpido en su planeación.

—Leslie me dijo que podías ayudarme con algo —le contestó con un tono más bajo que antes.

—¿Qué? —preguntó incrédulo. No entendió nada de aquella oración a excepción del nombre de su amigo.

El chico le hizo una señal dándole a entender que era mejor explicarlo fuera del salón. Así que, no tardaron en buscar por separado una excusa para escurrirse del horario escolar.

—Ahora sí. ¿Qué es lo que quieres? —cuestionó una vez que se toparon en los baños. Estaba algo confundido.

—Leslie me dijo que tú podías ayudarme a aclarar ciertas ideas —le explicó el otro.

Gumball podía notar que se encontraba nervioso. Ahora que estaban los dos solos, no pasaba por alto que evitaba el contacto visual y como jugaba con sus manos. Incluso podría jurar que estaba sonrojado. Él no era tan tonto, adivinaba cuál era la petición de aquel sujeto después de haberlo analizado detenidamente. Después de todo, también lo había llamado por su apodo.

La verdad es que no tenía muchos ánimos, pero tampoco quería estar en clases. No lo pensó dos veces y simplemente dijo—: Bien, pero no aquí.

×

Al final terminó guiándolo a un cuarto donde se solía guardar el equipo de limpieza. Por muchas veces que estuviera allí, nadie reemplazaba las bombillas de electricidad, por lo que el sitio estaba completamente a oscuras.

A pesar de que aquel individuo se mostró tímido y temeroso al principio, cuando se le acercó de manera insinuante, ahora lo estaba sosteniendo con firmeza, abrazándolo por la cintura y siguiendo el ritmo de los besos, guiándolos a ambos a la pared más cercana.

Inesperadamente, le estaba agradando. Era bastante favorable el cómo sus cuerpos se pegaban por la igualdad en estatura.

Gumball pensó que tenía suerte de que su compañero no fuera un inexperto del todo. En ese momento ya se encontraba con toda disposición para tener un buen rato, y más cuando el contrario empezó a dejar de cohibirse y empezó a tocarlo con vehemencia; sus manos empezaban a descender acariciando la parte lumbar —factor que había descubierto le fascinaba demasiado— haciéndole sentir un deleite que se extendía a todas las partes de su cuerpo; la manera en que besaba su cuello, tratando de hacer a un lado el cuello de tortuga de su suéter; algo que le causaba un poco de gracia, pero también le arrancaba suspiros por el toque mezclado con la respiración contraria en su piel. Poco a poco las palmas ajenas iban tentando el tacto en su cadera, para acercar más sus cuerpos e incitando al roce de sus partes íntimas.

Sentimiento inconclusoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ