Capítulo uno: Bienvenido a casa

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El doctor Kelly contemplo los grande aviones que comenzaban a aterrizar en el aeropuerto internacional de Chiang Mai, uno de esos aviones traía a la persona que venía a recoger, no iba a negar que estaba algo emocionado, había esperado por mucho tiempo a que ese testarudo hermano suyo dejara las selvas amazónica para volver definitivamente al país, porque cuando a Fluke se le metía algo en la cabeza era imposible sacarlo de ahí, y por eso había terminado haciendo un voluntariado por casi cinco años a dieciséis mil kilómetros de distancia.

—¡Ayuda!, ¿hay algún medico aquí?Aunque la voz le distrajo de sus pensamientos, el joven doctor no dejó de contemplar el cielo, él poco podía hacer, solo atendía muertos. —¡Auxilio! — Gritó de nuevo la persona y el médico forense resignado al ver que no aparecía ningún doctor encaminó sus cansadas piernas hacia la histérica mujer. ¡Auxilio! —Gritó nuevamente y Earth sonrió complacido al notar la cabeza castaña de su hermano aparecer entre la multitud, aunque no pudo evitar un gemido de horror. —¿Qué demonios se había hecho?, ¿Por qué lucia como un vagabundo? —Pensó.

Apártese por favor. —Dijo él, nadie hubiera creído que era un médico, por la manera de vestir y la ridícula barba, además de aquel aspecto completamente descuidado. — ¿Antecedentes de alguna enfermedad? — Preguntó mientras le abría la camisa al paciente para escuchar su corazón.

¿Es usted doctor? —Quiso saber la mujer, el chico se agachó ignorándola por completo.

Está en paro. —Dijo, segundos después él comenzó a darle masaje cardiaco mientras que la gente comenzaba a reunirse. —Llama al 911, ahora. —Earth marcó al hospital general.

¡Soy el doctor Kelly, envié una ambulancia al aeropuerto internacional!, hombre, alrededor de sesenta años, en paro cardiaco. —Ordenó a la enfermera de turno.

—¡Que preparen un quirófano, Earth! —Pidió él.

Y preparen un quirófano. ¿Cómo que quien opera?, el doctor Fluke Kelly. —Contestó orgulloso.

¿Por qué?, ¿Qué pasa con mi esposo, doctor? —La mujer estaba a punto de perder la razón y Fluke estaba a punto de perder la poca paciencia que tenía lidiando con ella.

—¡Earth...! —El joven intervino sabiendo que Fluke necesitaba con urgencia el espacio que la mujer en su histeria insistía en tomar.

Señora por favor, deje que el doctor haga su trabajo. Cuénteme algo más de su esposo, ¿Cómo se llama? —La distrajo.

Es Nathan, Nathan ... —Contestó ella muy nerviosa.

¿Qué edad tiene Nathan?

Sesenta y tres, es médico jubilado. —Dijo ella. —¡Santo cielo tengo que llamar a Ohmie...!, ¿Qué les diré si su padre muere!

Tranquila, él está en excelentes manos. Usted llame a... Ohmie, nosotros nos encargaremos de su esposo. —Dijo tratando de tranquilizarla.

Gracias..., gracias...

¡Earth!

¿Sí?, aquí estoy...

¿Qué sucede con esa ambulancia?

—En treinta...

—¿Qué dices? —Exclamó malhumorado.

En camino..., "en treinta", significa "en camino" ¿Tengo que llevarlo conmigo o sigue con vida? —La pregunta no le hizo gracia a su hermano mayor, Earth tenía un sentido del humor algo retorcido.

HEREDEROS DEL PARAÍSOWhere stories live. Discover now